
El rompecabezas Needham:
¿Por qué la revolución
industrial no se produjo en China?
Luis Eduardo Cortés Riera.
cronistadecarora@gmail.com
Hogaño no nos
sorprende el inmenso y vertiginoso desarrollo social, económico, industrial y
tecnológico de la República Popular China después de la revolución maoísta de
1949. Es un hecho compartido por tirios y troyanos que esta gigantesca nación
asiática ha escalado arrolladoramente en pocos años para convertirse en una de
las economías más pujantes y poderosas del orbe. Un auténtico milagro.
Pero no era una
idea compartida ni aceptada hace 70 o más años. Hacia 1940 era común y aceptado
decir que China, el mundo árabe e India eran naciones atrasadas, lentas y de
muy limitados desarrollos tecnológicos y científicos. La ciencia y la técnica
eran privilegio exclusivo de Europa, las ciencias orientales no merecían el
calificativo de ciencias, eran falsas ciencias o pseudociencias. Privaba una
visión sesgada y eurocéntrica: China era una nación boba, China no aparecía en
la historia occidental de la ciencia, a pesar de que cuatro enormes inventos
chinos hicieron posible la expansión europea moderna: papel, brújula, pólvora e
imprenta, aguda observación hecha por vez primera por Francis Bacon en el siglo
XVII: la paradoja de que Europa supera a China en innovaciones técnicas
utilizando tecnologías chinas.
Joseph Needham.
Hasta que llegó el
científico británico, embriólogo destacado de la Universidad de Cambridge,
Joseph Needham (1900-1995) y puso las cosas en orden al afirmar
contundentemente y tras largas investigaciones que China e India tuvieron un
impresionante desarrollo científico hasta el siglo XVII, parangonable, si no
superior, al del arrogante Occidente cristiano. Desde 1937, con varios
colaboradores chinos y de otros países, aprendiendo a comunicarse en mandarín y
bajo la influencia del historiador marxista de la ciencia, el irlandés John
Desmond Bernal (1901-1971), realiza una inmensa investigación en 27 volúmenes
sobre los desarrollos tecno científicos orientales. Hizo varios viajes por
China, conversando con los lugareños, recopilando viejos y valiosísimos libros
sobre la ciencia en remotos poblados y caseríos durante la década de 1940.
Sus
descubrimientos en esta monumental empresa de investigación le dejan asombrado, así como de igual
modo a sus lectores. Estos avances tecnológicos
chinos incluían, entre otros más, el hierro fundido, la reja del arado, el
estribo de montar, la pólvora, la imprenta, la brújula magnética, el establecimiento
preciso del número irracional phi (3,1416) que superó al de los griegos, el
ábaco, los naipes, el ajedrez, la inoculación e inmunización contra la viruela
en el siglo X d. C., los escapes de
relojería, el papel higiénico, los altos hornos, explicaron las manchas solares, el origen biológico de
los fósiles, conocían la experimentación
a un nivel simple de ensayo y error desde el siglo XI d.C., el teorema que hoy
llamamos de Pitágoras, una como doctrina de la evolución de las especies,
poseían algo análogo a la alquimia ya en 133 a. C., conocían antes que
Paracelso la importancia médica de los minerales, construyeron aparatos
mecánicos automatizados que fueron las primeras máquinas cibernéticas (carruaje
que señala el sur o primera máquina homeostática de la historia), sabían de la
circulación de la sangre antes que Harvey, elaboraron los muy curiosos espejos
mágicos o espejos en que penetra la luz, el puente de arco rebajado, la
suspensión Cardán, uso del petróleo y el gas natural, la porcelana que
maravilló a Marco Polo, taxímetros para medir distancias (el contador li),
detalles sobre eclipses de Sol y de Luna, nombres de las estrellas, medían los
solsticios de verano e invierno, la noria de cangilones para transportar
agua,el sistema decimal era de uso ya en el siglo XIV a. C., las cerillas,
plagicidas biológicos, la carretilla, la laca para revestir maderas y metales,
el papel moneda desde el siglo X d. C., conocieron la declinación del campo
magnético terrestre en el siglo VIII d. C, construyeron el
primer canal topográfico de transporte en el siglo III a. C.,descubrimientos,
invenciones e innovaciones la mayoría de
los cuales se pensaba que eran creaciones exclusivas de occidente. Un auténtico robo de
la historia, como diría el antropólogo británico Jack Goody.
Pero no todo queda allí, pues la revolución agrícola
europea, dice el divulgador de la ciencia Roger K. G. Temple, que hizo posible
la posterior Revolución Industrial del siglo XVIII, solo fue posible a
innovaciones chinas introducidas durante siglos en Europa: el cultivo de
cereales en hileras, la roza intensiva, la sembradora moderna, el arado de hierro,
la vertedera para remover la tierra cultivada y los arreos eficaces (bridas,
arneses y colleras) para los caballos.
Publican Needham
y sus colaboradores chinos el primer
volumen en 1954
que tiene éxito limitado. Los
siguientes tocan temas como China y la ciencia en China, matemáticas, astronomía, ciencias de la tierra,
magnetismo, tecnología náutica, navegación, viajes, ingeniería mecánica, máquinas, relojería, molinos de viento,
aeronáutica, ingeniería civil, carreteras, puentes, ingeniería hidráulica.
El rompecabezas o puzzle Needham.
Ahora
bien, y es la enorme pregunta comparativa que se hace Joseph Needham cuando ya era muy anciano: ¿Por qué no fueron China e India, civilizaciones
poseedoras de tan grandes avances de ciencia y técnica, cunas
ellas de la Revolucion Científica del siglo XVII y consecuencialmente de la Revolución Industrial en el siglo XVIII, tal como sí aconteció
en Europa occidental? ¿Por qué China no tuvo
un Galileo, un Kepler, un Newton, aunque sí hubo un Arquímedes y un Euclides de
ojos oblícuos?
El mundo natural fue objeto de una recreación después
de 1600 con Galileo, Kepler, Descartes, Bacon y Newton. El mundo fue como
creado de nuevo por las ideas de estos hombres de la ciencia moderna temprana.
¿Por qué ese nuevo modo de explicar el mundo se produjo exclusivamente en el
mundo occidental cristiano y no en China e India? ¿Por qué la investigación
cientifica se paraliza en China en el siglo XVI ?. Sólo Europa avanzó hacia lo
que Morris Berman llama el desencantamiento del mundo, una secularización del
hombre y del conocimiento de la Naturaleza.
Dicho en otras palabras: Joseph Needham, científico, historiador y
famoso sinólogo británico, planteó la controversial y polémica Pregunta
de Needham: "¿Por qué la ciencia moderna, la
matematización de hipótesis sobre la Naturaleza, con todas sus implicaciones
para la tecnología avanzada, tuvo su ascenso meteórico solo en Occidente en la
época de Galileo? … ¿por qué la ciencia moderna no se había desarrollado en la
civilización china (o india) sino sólo en Europa?" Esta pregunta se
agudizó al darse cuenta de que "entre el siglo I a.C. y el siglo XV d.C.,
la civilización china fue mucho más eficiente que la occidental en la
aplicación del conocimiento natural humano a las necesidades humanas prácticas.
Según Needham, la ciencia china se paraliza en el
siglo XVI por varias razones, las que explica desde la óptica marxista de John
Bernal:
Primero: la
dinastía Ming se creía el Centro del Universo y por ello no tenía competencia
alguna con otras culturas, era un imperio autosuficiente. En cambio la
rivalidad y la guerra eran moneda corriente en Europa, cuyas constantes luchas
por la primacía conducían a una marea interminable de avances mercantiles y
militares.
Segundo: Needham culpa a lo que llama “feudalismo
burocrático” en la China moderna tardía. Los jóvenes rechazaron la ciencia, la
medicina y el comercio porque su aspiración máxima era la de convertirse en
funcionarios o burócratas de la gigantesca máquina estatal china. Los mejores
talentos prefirieron burocratizarse a la innovación. Los comerciantes tenían
prohibido presentar los tan rigurosos examenes que se convocaban anualmente para
convertirse en funcionarios estatales.
Bodio y Baldatti
dicen que Needham adelanta una
explicación marxista: China careció de una clase social análoga a la burguesía
europea, la cual hizo posible tender un
puente entre el trabajo manual y el intelectual, necesario para el avance de la
ciencia moderna y el capitalismo. La burguesía china existió, pero comparada
con la potente burguesía europea es poca cosa. Estos autores le reclaman a
Needham su falta de consistencia en el momento de estudiar las religiones en
China, tales como taoísmo y confucianismo y de cómo estas creencias influyeron
en la percepción de la Naturaleza y la manera de abordarla. Es una suerte de
reclamo a Needham por ignorar las
propuestas en sociología de la religión de Max Weber y basarse en
consideraciones casi exclusivamente socio económicas.
Otros piensan que China cometió grave omisión pues no
existió allí derechos de propiedad intelectual, un derecho muy dificil de
obtener y que solo otorgaba el Emperador a sus favoritos. El Estado minimizó
las iniciativas individuales. Un Estado totalitario controla la prensa, música,
ropa, la construcción , las tasas de natalidad, el comercio. La “burocracia
celeste” asfixió la industrialización.
Dice Victoriano Garza
Almanza que los pricipios filosóficos de
Confucio ahogaron la reforma, la innovación y la modernización. Durante 1.400
años los aspirantes se preparaban para los exámenes de ingreso al engranaje
estatal memorizando grandes partes de los textos clásicos de Confucio.
Comerciantes y artesanos, estratos motivados y motivantes de la innovación,
eran discriminados por quienes generaban el conocimiento.
Los comerciantes y artesanos europeos, en
cambio, se aguijoearon en la experimentación y uso de nuevos materiales traídos
de América, búsqueda de nuevas formas de producción y la colocación ventajosa
de sus productos. China no trasladó el conocimiento puro a lo meramente
cotidiano, convirtiéndolo ya fuera en un bien o en un servicio común. Fue un
paso trascendental que no se produjo en China y que repercutió profundamente en
la ciencia china como estructura de progreso social como sí ocurrió en Europa.
China era homeostática pero nunca estuvo estancada.
El colonialismo se
avalanza sobre China e India.
El colonialismo europeo
hizo estragos en oriente, sobre todo en China que sufrió, como India, dos
siglos de humillación. En el siglo XIX Inglaterra protagoniza la llamada Guerra
del Opio en 1856, ocasionada para abrir China al comercio, China tuvo pérdidas
territoriales a manos de Rusia imperial, en 1894 los japoneses invaden
Manchuria, la rebelión antiextranjera de los Bóxers fue aplastada en 1899, de
manera traumática fue derrocada en 1911 la dinastía manchú y la instauracion de
la República, durante unos 10 años los Señores de la Guerra protagonizaron un
período de instabilidad y violencia desde 1916, los japoneses invaden de nuevo
a China en 1937, la guerra civil entre nacionalistas y comunistas desgarró al
país hasta 1949 con la victoria de Mao Zedong.
El sistema de enseñanza
sufre de grandes daños, las universidades se paralizan y la ciencia casi se detiene. Es en esos años cuando Needham
visita al país por vez primera en 1941 con la misión de rescatar del caos y la
guerra el maravilloso patrimonio cultural de China. Las universidades y
otros centros de enseñanza e
investigación se desplazan a las zonas montañosas alejadas del conflicto bélico
ocasionado por la guerra civil y la invasión japonesa.
Dos largos siglos de
cruel dominación extranjera hicieron retroceder en casi todos los aspectos a
China e India, civilizaciones que lograron la independencia en 1949 y 1947
respectivamente. Hogaño se habla insistentemente en el “colonialismo inverso”,
concepto que destaca el enorme crecimiento de tales países orientales que
ahoran dominan a sus antiguas metrópolis europeas.
El legado de Needham.
Needham es en la actualidad un héroe nacional en
China. La Revolución maoista lo declara y exalta de tal manera, en tanto que la
gente del común lo compara en sus dimensiones a otro británico: Charles Darwin.
En Inglaterra batalló contra la soberbia intelectual de Occidente, “no somos la
raza ilustrada por todo lo que hemos producido”, decía a sus paisanos. La
ciencia es patrimonio de la humanidad y no de una parcela de ella, advertía con
vehemencia.
El hombre sabio que era Needham contribuyó de manera
decidida a derribar la Muralla China que nos distanciaba por su lengua y
lejanía geográfica de esa civilización-país que es la cultura China. El crítico
y polimata hebreo George Steniener dijo en 1971 que Needham, al igual que
Marcel Proust, había hecho del recuerdo tanto un acto de justicia moral como de
arte elevado.
La Pregunta o rompecabezas (puzzle) Needham no tiene
aún respuesta definitiva y seguirá siendo objeto de largos e interminables
debates, los que sin embargo deben continuar. Lo cierto es que Oriente parece
estar ya superando a Occidente en muchos aspectos, lo que le da a la Pregunta
de Needham una actualidad poco menos que asombrosa.
Referencias.
Berman, Morris.
(1987) [1981], El reencantamiento del mundo, Santiago de Chile, Cuatro
Vientos Editorial.
Bodio, Guillermo y
Celia Baldatti.(2003) La ciencia moderna europea como anomalía histórica. Universidad Nacional
de Quilmes.Bernal, Buenos Aires, Argentina.
El Correo, una ventana
abierta al mundo, UNESCO. (1988) El genio científico de China. París,
Francia.
Garza Almanza, Victoriano. (2016) Joseph Needham y
la ciencia en la antigua China. Culcyt Historia de la ciencia. Año 13, N°
59, México.
Needham, Joseph. (1959). Ciencia y
civilización en China. Cambridge: Cambridge University Press.
Weber, M. (1998) [1920], Ensayos sobre
sociología de la religión, vol. I, Madrid, Aguilar Taurus.