lunes, 10 de abril de 2023

Nilo y sus Estrellas y la cultura popular

La inmensa y colorida cultura popular caroreña y venezolana tiene en Víctor Verde una de sus mayores eminencias musicales y bailables. Nació hace 74 años en el tradicional y melódico Barrio Nuevo de Carora, Estado Lara, el mismo arrabal que vio nacer al guitarrista mundial Rodrigo Riera, al folklórico Negro Tino Carrasco, al Maestro Juancho Querales y a Min Suárez, La Alondra de El Morere, que bautiza de tal manera Chío Zubillaga. Acá vive desde siempre Nilo Verde, a tal punto que la Plaza Juan José Bracho ha sido rebautizada Plaza Los Verdes. “Carora sin Barrio Nuevo es una guitarra sin cuerdas”, musita Nilo mientras lo entrevisto en mi Oficina del Cronista de Carora unos días antes de la Semana Mayor del catolicismo romano.

Un acordeón barato.

Sorprendente será constatar que su grupo musical, el muy popular Nilo y sus Estrellas, está cumpliendo 55 años de haber sido fundado y que todo comenzó cuando un italiano le vende a su padre, el bandolinista Jesús Verde, un acordeón por 70 bolívares. “Un Hohner 120 bajo que papá le compra al dueño de la Heladería La Mariucha, planta baja del Teatro Salamanca”. Tenía apenas 15 años cuando comienza a ejecutar aquel instrumento alemán y europeo, centro melódico del vallenato colombiano, que lo catapultará a la fama y el reconocimiento en Venezuela y fuera de ella.

Lo conocí en la Escuela de Municipal de Música de Carora, allá en la década lejana ya de 1960, cuando la dirigía el profesor Joaquín Pérez Zavarce en su sede de la calle Lara, sector El Trasandino. Con este extraordinario pedagogo y trompetista duaqueño ejecuta el piano y aprende solfeo musical. “Fue él, dice Nilo, quien le da el nombre al grupo musical el 10 de enero de 1968”, el que por entonces daba sus primeros pininos ensayando en la Escuela de Música. Allí enseñaba también otro músico popular y docente de inglés en el Liceo Egidio Montesinos: Silvio Gaona. Era el sitio de reunión de los aspirantes a músicos: Armando Oropeza, el de Los Antaños de Carora, Ricardo Díaz “Vaya Vaya”, charrasquero del grupo Central Boys, el bolerista Félix Rojas, William Ávila, el de la batería, entre otros destacados músicos.

El estreno.

El primer baile que anima Nilo Verde, con acordeón en manos, ocurre el 12 de febrero de 1968.  Fue en el Club de Desempleados, calle Carabobo con Camacaro, en la época que lo dirigía el recordado sindicalista adeco y ciclista Pablo Guerra.

Su tránsito del acordeón al órgano de teclados se produce cuando adquirió un órgano eléctrico Yamaha YC30 a la Orquesta Siboney. Un cambio notable experimenta desde entonces el grupo musical de Nilo, quien populariza piezas como Pajarito Montañero, su mayor éxito vocalizado por Edgar Rodríguez.

Siempre han cuidado de su indumentaria, sacos coloridos y trajes de gala para sus numerosas presentaciones. Me cuenta Nilo Verde en tono afable y cordial que ellos salían de las mágicas tijeras y agujas del magnífico sastre don Teodoro Lameda, de su taller en la calle Comercio antes de la gran inundación de 1973: la Sastrería Imperial.

Su pegajosa y reconocible música tiene antecedentes claros en las conocidas piezas bailables El Cable y El Atlántico, un 45 rpm del ítalo maracucho Mario Carniello que se baila demasiado en la Carora de fines de la década de 1960, Tulio Enrique León, Damirón y su banda, la Billo´s Caracas Boys, en los grupos musicales de Maracaibo Los Masters, Los Imperials. La rivalidad no se hizo esperar y el grupo Los Masters intentó demanda por plagio contra Nilo y sus Estrellas sin lograrlo.

Me dice entusiasmado que sus mayores llenos ocurrieron en los bulevares plenos de la Avenida Miranda de Carora, en tiempos del primer quinquenio del presidente Rafael Caldera y el liderazgo construido al enfrentar a los godos de Carora del diputado socialcristiano y nativo del Estado Falcón Jesús Morillo Gómez. Otros éxitos notables se produjeron el Centro Lara, dirigido por mi padre Expedito Cortés, la Sociedad de Artesanos San José, la Casa del Educador. “Morillo Gómez -me comenta Nilo- tenía planes de llevarnos al Palacio de Miraflores cuando gobernaba Caldera.” Acto seguido me cuenta que su grupo fue el primero en tener un Club de Fans, que se ha instalado recientemente en Instagram y YouTube. Ha grabado seis largas duraciones (LP), cuatro Compact Disc (CD), unas 80 canciones, todos éxitos grandes.

Comenzó el combo de Nilo con siete integrantes, hogaño serán 14, la mayoría tan barrionovenses como el Buenos Aires BBC, El Rinconcito Arrabalero, el sector Lomo e´ Perro. La mayoría lee música aprendida en la Casa de la Cultura de Carora en la época del Dr. Juan Martínez Herrera. En ese recinto ejecuta Nilo el elegante y augusto piano Steinway con el padre del Maestro Felipe, el mexicano Eduardo Izcaray.

Ha alternado en las presentaciones, como manda la ley, con el sonero Oscar D´ León, el tachirense Orlando y su combo, Los Masters de Maracaibo, Los Mundiales de Cabimas, Tonino y su combo. Sus vocalistas han sido muchos, destacándose su hermano Simón Verde, Edgar Piña, Edgar Túa.  Sus éxitos más sonados serán Pajarito montañero, El relajao, Deseos de un borracho, de don Pío Alvarado,

 Me dice que en la actualidad cobra 500 dólares por presentación, que nunca ha salido a presentarse fuera del país y que también ha incursionado en la Gaita zuliana, que grabó junto al malogrado baladista Roberto Lutti en Maracaibo.

El Raspacanillas.

A mi pregunta de quién le da nombre al popularísimo ritmo del Raspacanillas, tan interpretado como bailado en el occidente de Venezuela, me responde Nilo Verde que se lo debemos al inclasificable y genial locutor Carlos José González, propietario de la emisora am Radio Carora. “Fue él, dice Nilo, quien por las ondas hertzianas decía al colocar música bailable: “A raspar canillas y a pulir hebillas.”

Según me dice William “Tuister” Piña, el agregado de “Canillas”, quien sumado al original “raspa” del ítalo maracucho Carniello dio lugar al interesante nuevo vocablo “raspacanillas”, se le dio en los estudios de Radio Carora, en Venezuela, teniéndose como protagonista de tal ingenio semántico al propio “Tuister” Piña, locutor de esta vieja emisora del estado Lara. En esta ciudad del semiárido venezolano han destacado diversos grupos raspacanillas, tales como Nilo y sus Estrellas fundado en 1968 y Rafa y sus Diamantes, quien se inicia en 1974. Nilo o Danilo Verde, grabará el Raspacanillas Número 1, un LP en compañía de otros grupos, tales como el Microcombo Dabajuro y Los Continentales. La historia del ritmo Raspacanillas está por hacerse, digo yo.

Nilo comerciante.

Nilo Verde se ha distinguido también como próspero comerciante. El Taller Mi Casa de la década de los años 1970 llegó a vender a crédito hasta dos motocicletas diarias durante muchos años. Era concesionario exclusivo para el Distrito Torres de la afamadas casas japonesas Yamaha, Suzuki, Honda. Este negocio ubicado enfrente a la Plaza Independencia fue producto de una “vaca” familiar de los ocho hermanos y los padres de Nilo. Tenía sucursales en Quebrada Arriba y El Venado. Seguía Nilo dictando clases de órgano musical en su negocio con los teclados Yamaha.  Pero llegó a su final por efectos del terrible “Viernes Negro” de 1983, tiempos del presidente Dr. Luis Herrera Campins. “El diputado copeyano Jesús Morillo Gómez intentó ayudarnos, pero fue inútil -me dice con cierta congoja- pues la crisis económica fue muy profunda en esos días.”

Antes del fatídico año 1983, para ser más exactos en 1980, tiempos del “Tá barato, dame dos”, nuestro amigo Nilo Verde trajo, asociado al malogrado locutor César Mejías, a la ciudad de Carora al por entonces sensacional Grupo Menudo de la isla de Puerto Rico, pero el aforo en el Estadio Antonio Herrera Oropeza no dio buenos resultados. “Hubo que sacar plata de mi negocio para pagarles a Los Menudos.”

Hogaño es Nilo Verde hermano cristiano desde hace tres lustros, no conduce automóviles y no ha tenido vicios, no pronuncia groserías. Proviene de una familia de tradición musical barrionovense. Es propietario de unas fincas en Aguas Calientes, Montevideo, parcelas en Villa Araure. Sus hijas estudian órgano, una es ingeniera química y la otra ingeniera electrónica. Sus nietas también llevan fibra musical. Son estas muchachas quienes lo han animado abrazar el Señor Jesucristo. Su residencia-que es lugar de ensayos también- no se ha movido de su casa paterna en Barrio Nuevo.

Nilo Verde es un genuino representante de la cultura popular venezolana, lo cual es obligante decirlo y aclamarlo como tal, pues no toda la música tendrá que ser por obligación académica.




Luis Eduardo Cortés Riera.

 cronistadecarora@gmail.com

Carora, Estado Lara,

República Bolivariana de Venezuela.

Jueves 5 de abril de 2023.

 


lunes, 3 de abril de 2023

El logo de UNESCO

     Después que examiné con mucho interés la portentosa y original obra del antropólogo inglés Jack Goody (1919-2015), sobre todo su maravilloso libro El robo de la historia (Akal,2006), largo trabajo polémico sobre cómo Europa impuso el relato del pasado al resto del mundo, no volví a pensar de la misma manera sobre la inmensa y valiosa tradición cultural que Europa derramó sobre el planeta.

       Los cuatro inventos con los que Europa se adueña casi del planeta entero desde el siglo XV hasta el presente, ¡son invenciones chinas!: brújula, papel, imprenta y pólvora. Sin brújula de los chinos Cristóbal Colón no hubiese llegado hasta la ignota América jamás; los turcos sin pólvora no hubiesen asaltado Constantinopla y de tal manera remecido la historia que se hizo global desde entonces; sin imprenta el monje dominico Martín Lutero, el reformador religioso, habría pasado casi desapercibido; sin papel el viajero veneciano Marco Polo del siglo XII no habría escrito El millón, primer manifiesto humanista europeo.  Griegos y romanos no conocieron el cero, noción matemática que introdujeron los árabes al viejo continente europeo en la Edad Media; togas y birretes universitarios, “mugre medieval”, fueron invención islámica; el amor romántico no es exclusivo de Europa, pues en 1022 en lengua árabe se había escrito El collar de la paloma. Se trata de un libro de reflexiones sobre la verdadera esencia del amor intentando descubrir lo que tiene de común e inmutable a través de los siglos y las civilizaciones. Hollywood no lo reconoce como tal portento que es.

El primer libro impreso no salió del taller de Gutenberg en Alemania. No, el primer libro impreso vio la luz muy lejos de Maguncia, en la lejana China y se llamó El Sutra de diamante. ¿Su fecha de impresión?: 11 de mayo de 868 después de Cristo, noveno año de la era Xiantong de la dinastía Tang. Lo que quiere decir que El Sutra fue impreso casi 600 años antes que la Biblia de Gutenberg, es decir que tiene El Sutra 1.153 años de haber sido impreso.

       La llamada “alta cocina” no es sólo francesa o italiana, su patrimonio exclusivo. India y China también disfrutaron de su “alta cocina”, tan sofisticada y refinada como la de París, valora el británico Jack Goody. El único ideal de belleza no es la Venus de Milo, belleza sublime existe también en el arte budista de Tailandia o Japón. La democracia no fue forma de gobierno exclusiva de los griegos de la Antigüedad, pues democracia hubo en Cartago antiguo y en las actuales tribus de Gana africana. Y lo más extraordinario que argumenta Goody: el pensamiento racional no es exclusivo de la Grecia clásica, pues pensamiento escéptico sin dios ni dioses los hubo en India y China. De modo pues que el logo de UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization) u Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la Cultura, está visiblemente y totalmente equivocado. Un templo griego nunca será epitome de cultura del planeta todo, de los 195 estados y ocho miembros asociados de UNESCO. La cultura y la ciencia no derivan en su totalidad de la Grecia clásica.

        Audrey Azoulay, directora general de esta institución que nació cuando se apagaron los cañones de la guerra en 1945, es muestra evidente de la diversidad cultural extra europea, pues ella es de origen judío marroquí y habla francés, inglés, árabe y yiddish. UNESCO es dirigida desde 2017 por una dama de origen africano casada con un francés, que ha combatido el racismo de Jean Marie Le Pen y admira a la sobreviviente del holocausto Simone Veil, y de Jean Zay, político judío y ministro de educación asesinado por los colaboracionistas nazis en Francia.

                                                 No pido que se elimine el Partenón griego como su logo, no. Lo que pido desde esta minúscula partícula del orbe que es la ciudad de Carora, Venezuela, es que el nuevo logo de UNESCO sea creación colectiva de la humanidad.  Sería muy motivante para los niños y escolares del planeta todo, desde Filipinas, Escocia, Zaire y Guatemala, concursar para que el nuevo logo del tercer milenio sea escogido para que simbolice el anhelo universal de paz y de conocimientos. “El trabajo de la UNESCO es clave para reforzar los lazos de la herencia común de la humanidad ante las fuerzas del odio y la división”, afirmó Irina Bokova, directora saliente de la institución.

 


El papa León XIII y la Encíclica Rerum Novarum (1891)

En 1891 la Iglesia Católica produjo uno de los documentos más importantes y trascendentales en su larga y accidentada historia: la Encíclica Rerum Novarum. Sobre la cuestión obrera, gran acontecimiento ocurrido en tiempos del dilatado y progresista pontificado del papa León XIII. Su largo y eminente pontificado de veinticinco años de duración, se desarrolló entre los años 1878 y 1903. Le toca vivir a este excepcional pontífice en el “siglo largo XIX”, una centuria que se extiende desde la Revolución Francesa de 1789 y culmina con el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, un siglo de 125 años, según sostiene Eric Hobswawm.

 Avanzado en la cuestión social, este papa italiano cuyo verdadero nombre era Vincenzo Pecci (1810-1903), sin embargo, experimentaba visiones con los demonios, “sus crujidos, burlas y blasfemias”, censuraba y prohibía libros, fue el primer papa sin poder temporal sino solamente con autoridad espiritual, publicó 86 encíclicas en un largo pontificado que se extendió por 25 años desde 1878 hasta su muerte en 1903, la más conocida de todas a no dudar la Rerum Novarum de 1891.

Esta Encíclica se hará muy famosa y polémica por ser la primera que aborda la candente cuestión social de su época, se enfrenta al capitalismo de la libre concurrencia y al materialismo socialista de Marx y Engels y el anarquismo de Bakunin y Proudhon, es decir se pone a tono con la modernidad capitalista e industrial. Tal documento se elabora durante el relevante periodo que vive la Iglesia después de que se realiza el Concilio Vaticano I en 1869, conclave que tendrá ecos en el Concilio Vaticano II de 1962 y, consecuencialmente, en la Teología de la Liberación latinoamericana.

Rerum Novarum es más bien una Encíclica de pequeñas dimensiones, unas 60 y apretadas páginas. Comienza con una introducción en la que aborda la cuestión obrera. Luego, en el siguiente aparte, ataca las doctrinas socialistas, “un remedio perjudicial para el obrero”. Le sigue Una solución propuesta por la Iglesia, que condena la lucha de clases marxista. Inculca a los ricos sus deberes de justicia y caridad, y aboga por la creación de obras de caridad. En la Parte II, aconseja la Iglesia al Estado promover y defender el bien del obrero, propone la creación de organizaciones obreras católicas. El Epílogo de la Rerum Novarum dice enfáticamente: “Aplíquese cada uno a la parte que le toca, y prontísimamente; no sea que con el retraso de la medicina se haga incurable el mal, que es ya tan grande. Den leyes y ordenanzas previsoras los que gobiernan los Estados; tengan presentes sus deberes los ricos y los amos; esfuércense, como es razón, los proletarios: suya es la causa; y puesto que la Religión, como al principio dijimos, es la única que puede arrancar de raíz el mal, pongan todos la mira principalmente en restaurar las costumbres cristianas, sin las cuales esas mismas armas de la prudencia, que se piensa son muy idóneas, valdrán muy poco para alcanzar el bien deseado.”

 

 En 1891 León XIII publicó la Encíclica Rerum Novarum (Cosa Nueva). En ella se trazaron las líneas fundamentales de la doctrina social de la Iglesia con cierto retraso y algunos anacronismos, condenando con acritud los excesos del capitalismo y la burguesía, pero también la lucha de clases marxista y el anarquismo de Bakunin. Se defendía la existencia, en una defensa a ultranza, de la propiedad privada y se rechazaba el socialismo de Marx y Engels porque era considerado erróneo y materialista. León XIII calificó al socialismo de “un cáncer que pretendía destruir los fundamentos mismos de la sociedad moderna”. Recordemos que en el siglo XIX triunfa la filosofía cientista, anti metafísica y materialista del positivismo de Comte, Haeckel y Spencer, Darwin publica El origen de las especies en 1859, el famoso Manifiesto Comunista estremeció al mundo en 1848 con sus palabras iniciales: Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo, a lo que se agrega que El Capital ve la luz en 1867, Renan publicará su controvertida Vida de Jesús en 1863, y que el sangriento 1° de Mayo ocurre en Chicago en 1886.

La Encíclica pretendía que se alcanzase la convivencia social a través de la justicia y la caridad como medios para solucionar los conflictos. En feliz intuición prevé que el Estado debía garantizar los derechos de los más desfavorecidos, proteger el trabajo y promover una legislación social. Pero, además, la Iglesia promovió la creación de asociaciones y sindicatos católicos. Rerum Novarum cambió la Iglesia Católica para siempre, abriendo una Tercera Vía distinta al capitalismo y el socialismo, como cuando dice:   “Efectivamente, los aumentos recientes de la industria y los nuevos caminos por los que van las artes, el cambio obrado en las relaciones mutuas de amos y jornaleros, el haberse acumulado las riquezas en unos pocos y empobrecido la multitud, y en los obreros la mayor opinión que de su propio valor y poder han concedido, y la unión más estrecha con que unos a otros se han juntado y, finalmente, la corrupción de las costumbres, han hecho estallar la guerra.” (Página 8)

El teórico marxista italiano Antonio Gramsci decía en 1930 que la acción social de la Iglesia Católica, la argumentación central de la Rerum Novarum,  se basa en cuatro principios: Primero: La propiedad privada como derecho natural, aunque subordinada al bien común; Segundo: las diferencias sociales de clase como disposiciones de Dios; Tercero: la limosna y la caridad como deber cristiano; Cuarto: la cuestión social como problema eminentemente moral y religioso a ser resuelto a través y consecuencialmente de la caridad cristiana.

En una acerba crítica de la Encíclica, José Antonio Ullate Fabo sostiene que el concepto de propiedad privada de la Rerum Novarum no se desprende, como León XIII pretende, ni del Evangelio ni de la razón natural o filosofía del sentido común de Santo Tomás de Aquino, sino que existe una conexión del pensamiento del papa Pecci en lo relativo a la propiedad con la filosofía empirista de John Locke (1632-1704). En su esencia la propiedad de León XIII es la propiedad santa e inviolable del liberalismo y de la burguesa Revolución Francesa.

El famoso sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020) dice que, si Marx hubiera leído los escritos de los cristianos, y si León XIII hubiera leído a Marx, no existiría hoy este conflicto entre marxismo y cristianismo. Pero ni a Marx le interesaba la Iglesia, ni a León XIII le interesaba Marx. A pesar de ser él tan culto, escribió la Rerum Novarum sin haber leído El Capital que por aquel entonces ya tenía 30 años de publicado.

En 1891 la Iglesia Católica produjo uno de los documentos más importantes y trascendentales en su larga y accidentada historia: la Encíclica Rerum Novarum. Sobre la cuestión obrera, gran acontecimiento ocurrido en tiempos del dilatado y progresista pontificado del papa León XIII. Su largo y eminente pontificado de veinticinco años de duración, se desarrolló entre los años 1878 y 1903. Le toca vivir a este excepcional pontífice en el “siglo largo XIX”, una centuria que se extiende desde la Revolución Francesa de 1789 y culmina con el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, un siglo de 125 años, según sostiene Eric Hobsbawm.

 

 Avanzado en la cuestión social, este papa italiano cuyo verdadero nombre era Vincenzo Pecci (1810-1903), experimentaba visiones con los demonios, “sus crujidos, burlas y blasfemias”, censuraba y prohibía libros, fue el primer papa sin poder temporal sino solamente con autoridad espiritual, publicó 86 encíclicas en un largo pontificado que se extendió por 25 años desde 1878 hasta su muerte en 1903, la más conocida de todas a no dudar la Rerum Novarum de 1891.

Esta Encíclica se hará muy famosa y polémica por ser la primera que aborda la candente cuestión social de su época, se enfrenta al capitalismo de la libre concurrencia y al materialismo socialista de Marx y Engels y el anarquismo de Bakunin, es decir se pone a tono con la modernidad. Tal documento se elabora durante el relevante periodo que vive la Iglesia después de que se realiza el Concilio Vaticano I en 1869, conclave que tendrá ecos en el Concilio Vaticano II de 1962 y, consecuencialmente, en la Teología de la Liberación latinoamericana.

Rerum Novarum es más bien una Encíclica de pequeñas dimensiones, unas 60 y apretadas páginas. Comienza con una introducción en la que aborda la cuestión obrera. Luego, en el siguiente aparte, ataca las doctrinas socialistas, “un remedio perjudicial para el obrero”. Le sigue Una solución propuesta por la Iglesia, que condena la lucha de clases marxista. Inculca a los ricos sus deberes de justicia y caridad, y aboga por la creación de obras de caridad. En la Parte II, aconseja la Iglesia al Estado promover y defender el bien del obrero, propone la creación de organizaciones obreras católicas. El Epílogo de la Rerum Novarum dice enfáticamente: “Aplíquese cada uno a la parte que le toca, y prontísimamente; no sea que con el retraso de la medicina se haga incurable el mal, que es ya tan grande. Den leyes y ordenanzas previsoras los que gobiernan los Estados; tengan presentes sus deberes los ricos y los amos; esfuércense, como es razón, los proletarios: suya es la causa; y puesto que la Religión, como al principio dijimos, es la única que puede arrancar de raíz el mal, pongan todos la mira principalmente en restaurar las costumbres cristianas, sin las cuales esas mismas armas de la prudencia, que se piensa son muy idóneas, valdrán muy poco para alcanzar el bien deseado.”

 En 1891 León XIII publicó la Encíclica Rerum Novarum (Cosa Nueva). En ella se trazaron las líneas fundamentales de la doctrina social de la Iglesia con cierto retraso y algunos anacronismos, condenando con acritud los excesos del capitalismo y la burguesía, pero también la lucha de clases marxista y el anarquismo de Bakunin. Se defendía la existencia, en una defensa a ultranza, de la propiedad privada y se rechazaba el socialismo de Marx y Engels porque era considerado erróneo y materialista. León XIII calificó al socialismo de “un cáncer que pretendía destruir los fundamentos mismos de la sociedad moderna”. Recordemos que en el siglo XIX triunfa la filosofía cientista, anti metafísica y materialista del positivismo de Comte, Haeckel y Spencer, Darwin publica El origen de las especies en 1859, el famoso Manifiesto Comunista estremeció al mundo en 1848 con sus palabras iniciales: Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo, a lo que se agrega que El Capital ve la luz en 1867, Renan publicará su controvertida Vida de Jesús en 1863, y que el sangriento 1° de Mayo ocurre en Chicago, Estados Unidos, en 1886.

 

La Encíclica pretendía que se alcanzase la convivencia social a través de la justicia y la caridad como medios para solucionar los conflictos. En feliz intuición prevé que el Estado debía garantizar los derechos de los más desfavorecidos, proteger el trabajo y promover una legislación social. Pero, además, la Iglesia promovió la creación de asociaciones y sindicatos católicos. Rerum Novarum cambió la Iglesia Católica para siempre, abriendo una Tercera Vía distinta al capitalismo y el socialismo, como cuando dice:   “Efectivamente, los aumentos recientes de la industria y los nuevos caminos por los que van las artes, el cambio obrado en las relaciones mutuas de amos y jornaleros, el haberse acumulado las riquezas en unos pocos y empobrecido la multitud, y en los obreros la mayor opinión que de su propio valor y poder han concedido, y la unión más estrecha con que unos a otros se han juntado y, finalmente, la corrupción de las costumbres, han hecho estallar la guerra.” (Página 8)

El eminente teórico marxista italiano Antonio Gramsci decía en 1930 que la acción social de la Iglesia Católica, la argumentación central de la Rerum Novarum,  se basa en cuatro principios: Primero: La propiedad privada como derecho natural, aunque subordinada al bien común; Segundo: las diferencias sociales de clase como disposiciones de Dios; Tercero: la limosna y la caridad como deber cristiano; Cuarto: la cuestión social como problema eminentemente moral y religioso a ser resuelto a través y consecuencialmente de la caridad cristiana.

En una acerba crítica de la Encíclica, José Antonio Ullate Fabo sostiene que el concepto de propiedad privada de la Rerum Novarum no se desprende, como León XIII pretende, ni del Evangelio ni de la razón natural o filosofía del sentido común de Santo Tomás de Aquino, sino que existe una conexión del pensamiento del papa Pecci en lo relativo a la propiedad con la filosofía empirista de John Locke (1632-1704). En su esencia la propiedad de León XIII es la propiedad santa e inviolable del liberalismo y de la burguesa Revolución Francesa de 1789.

El famoso sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020) dice que, si Karl Marx hubiera leído los escritos de los cristianos, y si León XIII hubiera leído a Marx, no existiría hoy este conflicto entre marxismo y cristianismo. Pero ni a Marx le interesaba la Iglesia, ni a León XIII le interesaba Marx. A pesar de ser él tan culto, escribió la Rerum Novarum sin haber leído El Capital, obra señera que por aquel entonces ya tenía 30 años de publicado.

Hogaño es Rerum Novarum un documento capital de la Iglesia de Roma y del cual hablaremos en próximas entregas.

 

Carora, Estado Lara,

República Bolivariana de Venezuela,

lunes 3 de abril de 2023.


El juicio del mono (1925)

Pareciera mentira que en Estados Unidos, el país más próspero del  mundo, que había salido fortalecido y casi indemne de la terrible e inúti...