sábado, 21 de agosto de 2021

Espiritismo e ideas pedagógicas en Allan Kardec y Joaquín Trincado


Introducción

Aunque tiene antecedentes antiguos, se considera que el espiritismo como doctrina religiosa sectaria es producto del siglo XIX, una centuria dominada por positivismo de Augusto Comte y el evolucionismo de Darwin. Su peculiaridad reside en que se fundamenta en la ciencia y en el experimento científico, tal como mandaba la filosofía positiva. Florece el espiritismo decimonónico al margen de las iglesias cristianas tradicionales, tampoco guarda relación con las doctrinas venidas de Oriente y de la India. El espiritismo es producto de la mentalidad positivista que domina los espíritus en Europa y América durante el siglo XIX.

Orígenes del espiritismo.

El espiritismo nace en los Estados Unidos en 1847 en New York, en el seno de unas experiencias mediúmnicas de la familia Fox, que posteriormente va a elaborar y dar cuerpo doctrinario el filósofo y escritor francés Alan Kardec (1804-1869) quien lo dota de una teología, una metafísica y una moral. Es una doctrina más coherente que la de los mormones y menos dependiente de la tradición bíblica que la de los Testigos de Jehová o los adventistas, y muy lejana de la Sociedad Teosófica (1875) de madame Elena Petrova Blavastky, de sus enseñanzas fuertemente influidas por el pensamiento de la antigua India. El pensamiento de Kardec, como suele repetirse, no guarda ninguna relación con el misticismo indio.

La supervivencia del alma humana y de su rencarnación que es idea central en el sistema kardeciano es muy antigua y la encontramos en Pitágoras, Empédocles, Platón y fue aceptada por algunos Padres de la Iglesia, tales como Orígenes y San Jerónimo. La metempsicosis, rechazada por la ortodoxia cristiana por San Agustín, tiene una trayectoria de unos 25 siglos. Es tradición que Occidente nunca olvidó y que ya encontramos en el antiguo Egipto y en la India milenaria.

Allan Kardec y el positivismo.

Dice el filósofo argentino-venezolano Angel Cappelletti que “En realidad, el medio teológico en que se desarrolla el pensamiento de Allan Kardec es el del protestantismo liberal. El medio filosófico es el del positivismo de Comte y el evolucionismo de Darwin. Por eso, bien puede decirse que el espiritismo, tal como lo enseñan Kardec, Leon Denis y sus inmediatos sucesores, refleja la influencia del positivismo sobre la religiosidad occidental, y constituye la forma típica que asume en Europa y en América el pensamiento religioso en su más o menos inconsciente afán por pasar del estadio teológico al científico.”

La evocación de los espíritus de los muertos se puede hallar en La Odisea, asirios, babilónicos, el Antiguo Testamento y los romanos. Con el advenimiento del cristianismo pasó a ser un acto perverso profanador de la paz de los difuntos tanto como la salud de los vivos, se le vinculó a la invocación de los demonios. Protestantes y católicos se unieron -cosa rara- en su condena. Pero con el espiritismo ese sentido demoniaco se invierte convirtiéndose en doctrina seria, moral y noble, fuente de conocimientos y de sabiduría. “En esto consiste precisamente, dice Cappelletti, la modernidad del espiritismo. Allí está su nota específica: en la pretensión de fundar una concepción del mundo y de la vida en las enseñanzas de las almas de los muertos. Bien lo expresa, en su sencillez, Allan Kardec, al decir, en Le livre des esprits: "El espiritismo es la doctrina fundada en la existencia, en las manifestaciones y las enseñanzas de los espíritus". La revelación sobrenatural se transforma en revelación permanente y cotidiana; más aún, se reduce, pese al carácter extra-terrestre de los reveladores, a una revelación natural, a algo que todos los hombres pueden captar con sus sentidos. La revelación cristiana se convierte en ciencia.

De la etapa teológica, que supone la fe, se pasa a la etapa positiva, que no admite sino el testimonio sensorial o positivo. No se trata ya de creer sino de ver, de oír, de oler, de tocar. El espíritu de Augusto Comte, tan vivo y activo en la década de 1850, se apodera, por así decirlo, de AlIan Kardec, aunque éste no lo identifique claramente. Para el gran "teólogo" del espiritismo, la actividad de evocar los espíritus es una actividad científica. "Como hemos podido ver, Allan Kardec aleja vivamente la idea de una acción contranatural y metafísica en la actividad de los espíritus. Un espíritu no es un ser sobrenatural, es un hombre como los demás, pero revestido de un periespíritu con propiedades conocidas en lugar de estar revestido de carne. Una vez el periespíritu analizado en sus propiedades, no hay ninguna acción de los espíritus que no sea explicable "físicamente" y no sobrenaturalmente.” El mundo de los espíritus está sujeta a las leyes de la evolución darwiniana.

Para Kardec, como para Renan, Jesús no es sino "el dulce rabí de Galilea'". Lo presenta, sin duda, como un espíritu sublime, el más elevado y perfecto de los espíritus, el mejor arquetipo para la vida humana, pero de ninguna manera como Dios o como Verbo eterno encarnado. Inclusive los milagros que narra el Evangelio tienen, para Kardec, una explicación natural en su constitución periespirítica y en las extraordinarias dotes de médium y vidente de ella derivadas. Los milagros no son en realidad milagros sino hechos naturales que la "ciencia" espiritista puede explicar. Es negada la divinidad de Jesús, la encarnación, el dogma del infierno eterno y desaparece la Santísima Trinidad.

Kardec y el materialismo del siglo XIX.

Resulta poco menos que paradójico que el Libro de los espíritus, obra cumbre Kardec publicada con gran éxito en 1857, haya sido editada en una centuria materialista y escéptica. En 1848 Marx y Engels dieron a conocer el Manifiesto comunista, el naturalista inglés Charles Darwin estremecerá al mundo en 1859 con El origen de las especies, será publicado El Capital de Karl Marx en 1867, Nietzsche anuncia la muerte de Dios. Los libros espiritistas tuvieron amplia y popular difusión, lo que revela la existencia de un poderoso trasfondo de pensamiento no reconocido por el pensamiento establecido y oficial. En un mundo materialista como el de hoy, las enseñanzas de este pensador francés como los de Helena Petrova Blavatsky nutren y dan estímulos espirituales a los militantes de la “New Age” en diversos países del mundo.

Los libros espiritistas de Kardec sufrieron una implacable persecución de la Iglesia Católica quien los incorpora al por entonces vigente Índice de libros prohibidos. En España, en tiempos del papa Pío IX, fueron sus revistas y libros apiñados y entregados a la voracidad de las llamas en la ciudad de Barcelona en el año 1861, un auto de fe que tuvo efectos contrarios pues hizo mucho más popular a Kardec entre las clases trabajadoras catalanas y españolas. Un evento antecesor de la odiosa quema de libros en la Alemania nazi en 1933 y la gigantesca quema de libros y folletos durante la dictadura militar argentina en 1980.

 

La pedagogía de Kardec.

Pero Kardec tuvo otra faceta poco conocida, pues como discípulo de del gran pedagogo suizo Pestalozzi nos deja una interesante producción de obras pedagógicas: Plan propuesto para el mejoramiento de la instrucción pública, Curso práctico y teórico de aritmética, según el método de Pestalozzi, Gramática francesa clásicaManual de los exámenes para los diplomas de capacidad, Catecismo gramatical de la lengua francesa.

Tomó la educación y el acto de educar como una ciencia, y en todas sus obras están presentes aspectos relacionados con las necesidades relacionadas con las prácticas instruccionales, criticando la monotonía de los estudios, la descontextualización de contenidos y la relación de superioridad adoptada a menudo. por el profesor frente al alumno.

Influido por las ideas de Rousseau, Comenius, Sócrates y Platón, además de Pestalozzi, también creía Kardec que uno de los mayores problemas de las instituciones educativas de su época era la falta de educación moral, que impedía que el niño se convirtiera en un buen ciudadano. Así, la vida humana dependería de la educación, ocurriendo en todo momento de la vida y bajo todas las circunstancias.

Kardec en Venezuela.

Las obras espiritistas de Kardec fueron introducidas en Venezuela por el occidental estado Zulia en 1882. En el siglo XX se mesclarán con las creencias de la Reina María Lionza, una religión en estado de formación según sostiene mi maestra, la doctora Jacqueline Clarac de Briceño. Existe la Federación Espírita Venezolana que tiene capítulos en distintas ciudades y regiones de nuestro país. Jon Aizpurua, un reconocido psicólogo e intelectual venezolano, ha escrito Los fundamentos del espiritismo, donde resalta la profundidad filosófica, el fundamento en el método científico de este movimiento, un sistema de pensamiento de los más hermosos y completos que ha sido creados para darle sentido a la vida.

 

Joaquín Trincado Mateos.

En nuestro país es más conocido que Allan Kardec su discípulo español y argentino Joaquín Trincado (1866-1935). La doctrina expuesta por Trincado concuerda con la filosofía espiritista codificada por Allan Kardec en el siglo XIX, en sus postulados básicos: exis­tencia de Dios, preexisten­cia y supervivencia del es­píritu, reencarnación, co­municación de los espíri­tus y la pluralidad de mun­dos habitados, un eco de la doctrina de Giordano Bruno; aun cuando existen algunas diferen­cias semánticas y concep­tuales entre ambas.

En los barrios populares venezolanos se pueden encontrar Escuelas Magnético Espirituales de signo trincadista, la primera de las cuales funda Trincado en Buenos Aires, Argentina en 1911. Son escuelas enfrentadas a las prácticas curanderiles, supersticiosas y mercantiles, ideas que son antidogmáticas y fuertemente anticlericales. Trincado fue anticapitalista, apoya a Puerto Rico por su libertad y tuvo elogios por Augusto César Sandino en su combate contra la injerencia gringa en Nicaragua. Participa activamente en un proyecto de unidad de los países de lengua española y funda un organismo, la Unión Hispanoamericana Oceánica en 1921, con un símbolo de la bandera de los siete colores del arco iris y el Árbol de Guernica. En 1925 funda la Organización Templo Azul Racionalista para la unificación de científicos e intelectuales. Más tarde creara el Circulo Defensor del Maestro para unir a la educación laica que los maestros deben enseñar a otros educadores.

 

La Colonia Jaime de Joaquín Trincado.

Se trata de una institución de naturaleza filosófica, sin fines de lucro y de bien común, fundada en los principios Doctrinarios-Filosóficos de la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal (E.M.E de la C.U). Su finalidad es la fraternidad, la educación, el desarrollo espiritual y moral del ser humano por medio del estudio de la filosofía y la práctica de vida en comunidad. No tiene credo político, dogma religioso y no hace distinción de razas y nacionalidad. Sus objetivos son promover la vida en comunidad, programar su acción educativa, científica, cultural y social sobre las bases de la vida en comunidad, promover la creación de Colonias comunales y propagar sus principios filosóficos a través de la palabra oral y escrita. Fue fundada el 25 de Julio de 1932 por el filósofo español Joaquín Trincado. En su carácter de Asociación Civil, está reconocida por el estado provincial desde el año 1934.

Allan Kardec y Joaquín Trincado, dos espiritistas que en su afán de mejoramiento de la humanidad en la idea de progreso del positivismo, hicieron excelentes contribuciones a la pedagogía que son lamentablemente desconocidas. Quizás la propia palabra “espiritismo” ha hecho que estos pedagogos sean mirados con ojeriza por los teóricos del proceso de enseñanza aprendizaje venezolanos e hispanoamericanos. Es tiempo de que este pensamiento educativo “lateral” se enseñe sin ideas preconcebidas y prejuicios en nuestras escuelas de educación y pedagógicos venezolanos.

 

Referencias.

Cappelletti, Ángel. Espiritismo y positivismo. S. f. En internet.

Clarac de Briceño, Jacqueline. “El culto a María Lionza”. En: América Indígena. Vol. XXX. Número 2, 1970. Páginas 359-374.

Kardec, Allan. El libro de los espíritus. IDE Editora. Mensaje Fraternal. Caracas, 2009.

 Kardec, Allan. El Libro de los médiums. IDE Editora. Mensaje Fraternal. Caracas, 2009.

 

 

 

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