sábado, 27 de diciembre de 2025

Bernardo Yépez, la memoria de Curarigua.

 

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Profesor Bernardo Yépez,

la memoria histórica de Curarigua de Leal.

Luis Eduardo Cortés Riera.

 cronistadecarora@gmail.com

 

Bernardo, que tenía apellido tocuyano, inventa sin saberlo la microhistoria sin haber leído nunca al mexicano don Luis González González. No tuvo necesidad de leer San José de Gracia, editado en 1968, el best seller mundial que catapulta la historia con lupa en Hispanoamérica y el resto del orbe. Desde un pequeño y agradable poblado perdido en el semiárido occidental venezolano llamado Curarigua de Leal, emprende Bernardo desde hace varias décadas la noble misión de reconstruir la memoria histórica de unos caseríos que se reconocían a lo sumo de manera oral y de generación en generación. Desde allí aparecen impresos los nombres de lugares como Tunalito, Ira, El Paso, Joroba, Potrerito, La Rinconada, lugares de la memoria que se rencontraron con su pasado gracias al incansable hacedor de cultura que fue Bernardo Yépez. Quizás sea esta noble labor única en Venezuela hasta donde sepamos: La historia de los de abajo, colección que dirige con el licenciado Jesús Dudamel, donde dicen que “la gente encopetada ha dejado muchos testimonios de su existencia, no así la gente humilde y la vida cotidiana”, palabras que nos recuerdan la intrahistoria del español Don Miguel de Unamuno (1864-1936).

 

Siempre reconocía sugerencias de buen modo y aceptaba los yerros y enmendaduras a sus escritos que pasaban por nuestras manos antes de ir a imprenta Horizonte de Barquisimeto del señor Alberto Jaimes. Entre sus futuros proyectos, siempre tenía uno, estaba Curarigua en el paladar de todos los venezolanos, en referencia a la extracción del mejor orégano (origanum vulgare) del mundo que se destina a las grandes empresas del ramo: Mc Cormick, Iberia, Alfonzo Ribas, entre otros. Me decía emocionado que gracias a esta humilde planta silvestre y que nadie siembra ni riega, decenas de hogares logran sustento para sus familias sin dañar a la planta. Las pizzas, parrillas y los espaguetis serían desabridos sin el orégano curarigüeño. “Es una actividad ecológica del semiárido larense venezolano”, decía con su característico tono de voz y afable sonrisa mientras se frotaba las manos.

Otro de sus planes era el de restituir el baile de la bamba, que se escenifica en algunos caseríos de la parroquia Antonio Díaz, “pues está muy disminuida”. Le asomé la posibilidad de un Atlas Ilustrado del juego de la pelota criolla de Curarigua, impreso con tapas duras con fotografías a todo color, las reglas de juego, planos y diagramas, entrevistas de peloteros de ese magnífico y viril deporte autóctono del semiárido venezolano. “Lo vamos a hacer” me dijo cargado de emoción, un rasgo permanente de su afable carácter.  

Fue este tenaz y decidido conductor de la cultura, quien venía de ser profesor de electricidad y mecánica en liceos barquisimetanos, quien recibe hospitalariamente en su posada al filósofo palmaritense (Estado Barinas) Doctor José Manuel Briceño Guerrero. “Se emocionó tanto el doctor al observar la danza negroide del tamunangue, que se pasa de palos de cocuy y hubo que acostarlo en una hamaca no sin antes darle un buen baño” El resultado de aquella vista fue el sabroso libro El garrote y la máscara, que contiene pasajes de su recorrido por El Tocuyo, Sanare, Cubiro, Carora y Curarigua.

 

Su entrega y pasión por la investigación histórica llega a extremos poco menos que increíbles. Cierta vez fue a la Sala Larense de la Biblioteca Pío Tamayo de Barquisimeto, donde era habitué, en búsqueda de un dato puntual sobre su paisano escritor Rafael Domingo Silva Uzcátegui, autor de la prodigiosa y monumental Enciclopedia Larense (1942) Al terminar felizmente su faena no encontró en el estacionamiento su camioneta Toyota Samuray, pues había dejado el suiche pegado en ella. ¡La encontraré, la encontraré!, decía repetidamente.

Gracias a su ayuda pude conocer un libro de R. D. Silva Uzcátegui que es una rareza impresa en España. Me lo hizo amablemente llegar fotocopiado: Historia crítica del modernismo en la lengua castellana, publicado en 1925. Le hice un ensayo con el cual gané la Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez en 2014. Luego dicté por invitación suya una conferencia de este autor curarigüeño en la deslumbrante biblioteca de este poblado ubicado en un recinto religioso, lo cual constituyó para mi persona una agradable sorpresa. Allí fue capaz de reunir una gran colección de libros que me deja como maravillado, a tal punto que pensé volver por unos días a disfrutar de aquel portento de biblioteca alojada en un espacio sagrado que contiene ediciones raras de libros de cualquier parte del mundo. 

 

Era un hombre previsivo, pues desde hace años prepara la línea sucesora de la Casa de la Cultura de Curarigua. Se trata del licenciado Jesús Dudamel, docente a lomo de motocicleta y escritor de un bello Muestrario de poesía curarigüeña y de La Rinconada cuenta su historia. Ellos tuvieron el atrevimiento de fundar el Fondo Editorial Curarigua en aquel pueblito con aires andinos del semiárido larense, un pequeño Macondo con el único rebaño de burros con ojos azules del mundo. Un portento de cultura literaria pocas veces visto en el interior de Venezuela.

Curarigua por su posición geográfica es una especie de nudo cultural por encontrarse equidistante entre dos ciudades coloniales de luengo y afincado estirpe cultural barroca: El Tocuyo y Carora. Dos flujos de tradición cultural que iban y venían de estas dos ciudades coloniales que se encuentran y se dan la mano en el valle del Río Curarigua que baja de los Andes larenses, que da por resultado más notorio la danza nigralba del cañamelar, el tamunangue, la manifestación folclórica, afirma Francisco Tamayo, más rica de Venezuela y quizás de Hispanoamérica. Esa suite es la maravillosa convergencia de la cultura peninsular española, canaria, aborigen americana y negra africana.

La cultura barroca se expresa magníficamente el Día de los Muertos, 2 de noviembre de cada año en Curarigua, con la impresionante procesión de las ánimas del purgatorio, con la sentencia del catolicismo postridentino como fondo emotivo: Recuerda que vas a morir. Por la noche y amparados por luces de velas y cirios, me dice Bernardo, cobijados con hojas de cambur, caminan los lugareños rumbo al camposanto y a las señales orales de El Gritón, sin mirar hacia atrás, por lo que era hasta hace poco ritual prohibido a las damas porque corren el riego de hacerlo.   

De las manos de Bernardo, cronista de Curarigua, me topé con el siglo XVIII colonial. Sucedió cuando fuimos a visitar una antigua plantación de cacao al sur de Curarigua, plantas que fue traídas por los hacendados de nuestro gran siglo colonial y que se fundieron con la otra planta, asiática esta vez, que se aclimata a la sequedad primorosamente: la caña de azúcar. Soy de la idea, le decía a Bernardo, que el tamunangue no es solo producto de una sociología de la dulzura de la caña, tal como dice Manuel Moreno Fraginals, sino que habría que agregar el cacao para darle tonalidad rítmica a nuestra danza negroide en honor a San Antonio de Padua, el santo de los pobres.

Resulta poco menos que increíble que este pequeño poblado haya tenido hijos tan destacados: el iniciador de la cardiología Carlos Gil Yépez, el prolífico escritor autodidacta Rafael Domingo Silva Uzcátegui, la gigantesca figura del folclore Pío Rafael Alvarado, el gobernador del Estado Lara Dr. Honorio Sigala, al precursor de la teología de la liberación en Venezuela presbítero Lisímaco Gutiérrez, allí nació Valentón Carucí, prolífico compositor, fue lugar de residencia del educador Dr. Ramón Pompilio Oropeza, del Doctor en Agronomía Rafael Tobías Marquís Oropeza.

 Debemos agregar ahora a este portento de la tenacidad cultural que fue el docente Bernardo Yépez, quien se retira físicamente de entre nosotros el 19 de diciembre de 2025, pero que quedará en la memoria registrado hondamente por haber sido artífice de uno de los más audaces proyectos historiográficos del interior de Venezuela, que debe ser replicado en otras parroquias y municipios de Venezuela. Bernardo abrió el camino.

 

Pastor Nava, poeta popular, escribe en deliciosos versos rimados a

 BERNARDO YEPEZ:

 

Nos llegó de San Isidro

Por voluntad del Señor

Un hombre que es muy querido

Y es cronista y profesor

Todo lo hace por amor

Y mucha dedicación

Es el cronista el mejor

Que ha llegado a esta región

Bernardo lleva por nombre

Y tiene esa gran virtud

De enseñar a la Juventus

A los niños y al hombre

De esto ninguno se asombre

Porque es hombre de cultura

Recordará este nombre en

Cada generación futura

Ha escrito para la historia

Dedicándole su vida

Para dejar su memoria

Al pueblo de Curarigua

De manera ejemplar

Que tenemos a la vista

Ha descrito este cronista

A Curarigua de Leal.

 

Carora,

Estado Lara,

República Bolivariana de Venezuela,

27 de diciembre de 2025.

 

 

 

 

 


El ídolo de los orígenes de Marc Bloch.

 

Marc Bloch:

El ídolo de los orígenes en el hacer histórico.

Luis Eduardo Cortés Riera. cronistadecarora@gmail.com

Este pernicioso y falaz ídolo de la tribu de los historiadores, bien podría constituirse en otro de los Pecados Capitales del Historiador, de los cuales me he referido en otras ocasiones. Resuenan de nuevo las formidables lecciones de filósofo y científico inglés Francis Bacon (1561-1626), quien nos advertía en el siglo XVII de los obstáculos a los que debe enfrentar el pensamiento humano: ídolos o fantasmas de todo tipo y pelaje. Los clasifica este filósofo inglés de cuatro maneras: ídolos de la tribu, ídolos del foro, ídolos del teatro, ídolos de la caverna, en su célebre obra Novum Organum, 1620.

El ídolo de los orígenes ha atacado a quien escribe, un mea culpa. Motivado por una difusa e inconsciente búsqueda de una explicación causal del extraordinario e indiscutible fervor de la religiosidad católica de mi ciudad de Carora, Venezuela, me fui sin pensarlo mucho al genésico siglo XVI, centuria donde seguramente encontraría explicación a tan resaltante fenómeno contemporáneo. Así, creí conseguirla en la fundación de la Cofradía del Santísimo Sacramento en 1585, una hermandad que comenzó afiliando una ínfima docena de cófrades y que luego, con el transcurrir de los siglos, se hizo masiva y multitudinaria. Era, como se habrá notado, una explicación tomada de las ciencias biológicas y más exactamente de la embriología. De la bellota nace el roble, dice genialmente Marc Bloch en Apología por la historia o el oficio del historiador. Quizás haya sido por comodidad de pensamiento y que también puedo atribuir a la influencia no declarada de un libro de mis mocedades favorito: El origen de la vida, de Oparin, el que yo haya caído mansamente en las diabólicas manos del ídolo de los orígenes.

  Marc Bloch (1886-1944) ha dicho admirablemente en su Apología de la historia o el oficio del historiador (1941) que “para los hombres que hacen del pasado el principal tema de investigación, la explicación de lo más próximo por lo más lejano ha dominado a menudo nuestros estudios hasta la hipnosis. La obsesión de los orígenes es como un ídolo de la tribu de los historiadores. En una palabra, la cuestión no es saber si Jesús fue crucificado y luego resucitó. Lo que se trata de comprender es por qué tantos hombres creen en la crucifixión y en la resucitación. Ahora bien, la fidelidad a una creencia no es, evidentemente, más que uno de los aspectos de la vida general del grupo en que ese carácter se manifiesta”.

Así lo entendí al darme cuenta que en el siglo genésico del XVI no podía de modo alguno residir toda la carga explicativa del gran fervor del catolicismo de hogaño en tierras del semiárido occidental venezolano.  Si bien es cierto que la fundación colonial de las cofradías es muy importante para comprenderlo, también es necesario tomar en cuenta que también fueron fundadas estas hermandades en tiempos republicanos, siglos XIX y XX, que durante los gobiernos del presidente Antonio Guzmán Blanco (1870-1888) lejos de debilitarse estas cofradías caroreñas por las políticas anticlericales, se reforzaron y crecieron en número y calidad de adherentes, tal como pude descubrir tras intensa, paciente  investigación archivística en el magnífico repositorio que es el Archivo de la Diócesis de Carora.

Otro mentís al ídolo delos orígenes radica en que la inmensa devoción mariana de la virgen de la Chiquinquirá de Aregue no se estableció en este pueblo de indios en el siglo genésico, sino que es devoción americana procedente del Reino de Nueva Granada en el siglo XVII. En una palabra, como dice Marc Bloch, un fenómeno histórico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento.

Esta hermosa devoción femenina e indígena ha sido masiva desde que se estableció en Aregue, poblado indígena cercano a la ciudad de blancos de Carora. Recibió un gran refuerzo en 1745 cuando don Cristóbal de la Barreda construyó de su peculio una iglesia en agradecimiento a la virgen morena por haber sobrevivido a un naufragio pavoroso en el mar Caribe. La iconografía en torno a la virgen india es otro dato relevante. A fines del siglo XVIII colonial y barroco se incorpora el soberbio y espectacular óleo de la Virgen del Rosario de la Chiquinquirá de Aregue, una identificación emotiva muy intensa que la imagen incorpora.

 Pero hay un hecho reciente que me ha puesto a reflexionar: la multitudinaria marcha de la fe que tiene lugar en los meses de octubre de cada año y que es una creación del siglo XXI. Un auténtico río humano que camina 10 kilómetros desde Carora hasta Aregue desde que despunta la madrugada venciendo crisis económica, pandemias y escasez de carburante.

A Carora se le conoce como “ciudad levítica de Venezuela” desde principios del siglo pasado. Este bautizo reconoce y afinca aún más la vivencia profunda de la fe católica de los caroreños. Este efectivo mote se lo debemos al padre Carlos Borges, poeta de inspiración mística y amatoria, en visita a Carora en 1918. Se dio cuenta entonces el levita caraqueño de la gran cantidad de sacerdotes nativos de esta ciudad enclavada en el semiárido occidental venezolano. Hogaño podemos decir que más de un millar de eclesiásticos han nacido acá. Destacan entre ellos siete obispos, uno de los cuales es candidato firme a subir a los altares: el obispo mártir Salvador Montes de Oca, asesinado en Italia por la barbarie nazi en 1944.

Pero hay un destacadísimo hecho sociológico, religioso y colectivo que experimenta la ciudad de Carora a lo largo de las centurias y que nos da una visión de la masividad de la fe entre nosotros. Se trata del carácter militante en el catolicismo de nuestra clase dominante, los patricios o godos de Carora, quienes, en el empeño de resguardar la pureza de su linaje hispánico y canario, se identificaron profundamente con los asuntos del altar, coparon los cargos eclesiásticos, se adueñaron de las cofradías, y -quizás lo más importante- obtuvieron generosas dispensas matrimoniales que protegieron sus prosapias para así evitar la dispersión de sangre y fortunas. Una firme y autentica endogamia biológica y cultural que nos alcanza en el siglo XXI.    

Hemos citado la historia religiosa solo a manera de ejemplo. Pero a todo estudio de la actividad humana, advierte Marc Bloc, amenaza el mismo error: confundir una filiación con una explicación. La fidelidad a una creencia no es, evidentemente, más que uno de los aspectos de la vida general del grupo en que ese carácter se manifiesta. Evitemos a todo trance el dañino ídolo de los orígenes.


Resumen curricular de Luis Eduardo Cortez Riera.

Luis Eduardo Cortez Riera.

(Resumen Curricular)

Doctor en Historia, 2003, Universidad Santa María, Caracas. Magíster y Especialista en Historia, Universidad José María Vargas, Caracas, 1995, Licenciado en Historia, Universidad de Los Andes, Mérida, 1976. Cronista Oficial del Municipio G. D. Pedro León Torres, por concurso, 2008. Miembro de la Fundación Buría.

Docente del Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Barquisimeto, Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre.

Jubilado del Ministerio del Poder Popular para la Educación, 2003, docente del Liceo Egidio Montesinos, subdirector académico del Centro Regional de Ayuda al Maestro Francisco Tamayo; Tutor de Trabajos de Grado de Maestría y de Tesis Doctorales en Universidad Bolivariana de Venezuela, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Universidad Central de Venezuela.

Autor de las obras: Del Colegio La Esperanza al Colegio Federal Carora, 1890-1937, 1997. Iglesia Católica, Cofradías y mentalidad religiosa en Carora, siglos XVI al XIX, 2003, Explorando al Estado Lara (Enciclopedia) 2007, Ocho pecados capitales del historiador, 2007, Rafael Domingo Silva Uzcátegui, psiquiatría y literatura modernista (Ensayo ganador II Bienal Nacional de Literatura, 2014); La gallarda serpentina de El Negro Tino Carrasco, Alcaldía del Municipio Torres, 2017; Sor Juana y Goethe: del barroco al romanticismo, Editorial Académica Española, 2020; El rinoceronte de Durero; Los ovarios de Madame Bovary; Gerónimo Pompa y Medicamentos indígenas, 1868; Expedito Cortés, director emérito del Grupo Escolar Ramón Pompilio Oropeza. Carora y el Distrito Torres en 1913; Mentalidad de los caroreños en 1914; Carlomagno Peralté, Jesucristo negro latinoamericano; Parroquia Montaña Verde, enclave de iglesias evangélicas protestantes en Centro occidente de Venezuela; El Municipio Torres, frontera interior de transición Zulia, Falcón, Trujillo. Carora escrita de memoria. Francisco Herrera Luque y Los viajeros de Indias. Jack Goody y el robo de la historia. Pedro Cunill Grau y Geohistoria de la sensibilidad en Venezuela. El Dr. Rafael Tobías Marquís y la independencia intelectual latinoamericana. Alirio Díaz y Rodrigo Riera, el genio de los pueblos del semiárido larense. El silencio del mar. La Batalla de Argel, El Árbol de Cracovia, El rompecabezas Needham, El semiárido larense venezolano como caja de resonancia cultural, Gerard Brenan y El laberinto español, Selena, la ambigüedad de una cultura, Reinhart Koselleck y el eterno retorno, El Papa León XIV y la Encíclica Rerum Novarum, La fábula de los tres cerditos en la versión de Walt Disney examinada desde la sociología comprensiva de Max Weber.

Columnista de los diarios El Impulso, El Caroreño, El Diario de Carora. Colaborador de las revistas Coloquio de los Perros, España, Tierra Firme, Archipiélago, Universidad Nacional Autónoma de México; Clases Historia, España; Saber, Universidad de Los Andes, Mérida; Letralia, Aragua; Carohana, Lara; La Revista, Policlínica Carora; Cine y Literatura, Chile; Enlace Científico, IUETAEB; Correo de Lara; En Prospectiva, Universidad de Yacambú; Revista Chilena de Semiología; Aldea Educativa Magazine, Miami, Florida, 2022, Memoria Educativa Venezolana; CISCUVE de la  Universidad Central de Venezuela, Agulha, Revista de Cultura, Brasil. Academia Nacional de la Historia, Venezuela. América Latina en Movimiento. Principia, UCLA. Revista Internacional de Pedagogía Musical, España. Revista Médica Razetti, Barquisimeto. Unearte, Portuguesa.

Ha abierto dos líneas de investigación: Historia social e institucional de la educación en la Región Centroccidental de Venezuela; Historia social de las manifestaciones religiosas en el Estado Lara, Venezuela. Creador de la categoría de análisis Genio de los pueblos del semiárido occidental Larense venezolano.

Correo: cronistadecarora@gmail.com

Celular 04245427236

 

Carora,

Estado Lara,

República Bolivariana de Venezuela.

 3 de diciembre de 2025.

 


ovejas fotovoltaicas

Ovejas fotovoltaicas.

Luis Eduardo Cortés Riera.

cronistadecarora@gmail.com

Después de sufrir dos siglos de humillación por parte del arrogante occidente europeo y Japón, China emerge como una gigantesca potencia económica, militar y científica. Se decía malintencionadamente que era una cultura atrasada, lenta e ineficiente. Nada más falso. El británico Joseph Needhan demostró que la ciencia en China e India eran iguales o superiores a la europea hasta el siglo XVII. Todo indica que este sabio británico tenía sobradas razones en sus planteamientos sobre el gigante asiático.

Después del trauma que significó la Revolución Cultural de Mao en 1966 a 1976, el país toma la senda de la acelerada industrialización y el libre mercado, políticas auspiciadas por Deng Xiaoping (1904-1997) reformas que derrotaron a los fanáticos ortodoxos marxistas y estatistas aferrados a los dogmas. “No importa el color de los gatos, decía Deng, lo importante es que cacen ratones.” Es la famosa Teoría del Gato.

Tras la muerte de Mao Zedong en 1976, el país ha experimentado un desarrollo económico monumental que saca de la pobreza a 500 millones de personas. Un sistema de partido único, el Partido Comunista Chino, que dirige una economía de libre mercado parece ser el secreto de tal prodigio. En la actualidad rivaliza el país del dragón con la otra gran economía mundial, la de los Estados Unidos, algo impensable apenas 50 años atrás.

Uno de sus mayores logros y que ha tenido resonancias planetarias ha sido la tecnología de los paneles solares, una manera de generar electricidad que comenzó a experimentarse siglos atrás en Europa y Estados Unidos y que China se la ha apropiado en los días que corren, de manera parecida como se ha apropiado de la Inteligencia Artificial, inaugurando una nueva guerra fría. La estructura energética del mundo se transforma radicalmente con los paneles solares, una energía verde, limpia, barata y de alta calidad que ofrece el gigante asiático a todo el sur global, desde Filipinas a Pakistán, Etiopía, México y Bolivia. ¡Y también en los Estados Unidos y Europa! Marcas chinas tienen grandes empresas en Estados Unidos. Casi el 80 por ciento de estos artefactos son producidos a bajo costo y alta calidad en China. Longi, Jinko Solar, Trina Canadian Solar, son las empresas del ramo más exitosas del mundo. La nueva superpotencia mundial de las energías renovables es China.

El gigante asiático, que ha sido uno de los países más contaminantes por el uso de combustibles fósiles, gas natural, carbón y petróleo, que ocasionaron la muerte de 366 mil personas solo en 2013, ha apostado por la energía verde de manera acelerada en estas últimas décadas. Años de inversión masiva de unos 625.000 millones de dólares, convirtieron al dragón asiático en el mayor productor de energía solar del planeta junto a su vecina India. En China se construyeron con la tecnología del silicio las plantas Talatan Solar Park, Ningdong Solar Park, Hobq Solar Park, Urtmorin Solar Park; en India: Bahdla Solar Park, Pavagada Solar Park, N P Kunta. Otras muy importantes están en Estados Unidos, Egipto, Brasil, Emiratos Árabes Unidos, México, España, Omán, Suráfrica, Vietnam.

 Ha construido China una enorme planta solar flotante sobre una mina de carbón abandonada en la provincia de Anhui, con 166.000 paneles y una capacidad de 40 megavatios. Pero la planta solar que nos interesa está en la provincia de Quighai, una de las regiones más áridas de China. Siete millones de paneles solares que generan energía para cinco millones de hogares, han creado un fenómeno inesperado: un microclima con vegetación donde pastan miles de ovejas a tres mil metros de altitud.

La sombra de los paneles y la barrera contra el viento que ellos producen en 610 kilómetros cuadrados, ha favorecido el brote de vegetación y los rebaños de ovejas se han duplicado, una experiencia que bien puede llamarse una feliz serendipia.

 La hierba aquí es suficiente para alimentar a las ovejas, y la sombra proyectada por los paneles fotovoltaicos es especialmente adecuada para que los animales descansen a la sombra. El estiércol puede servir como fertilizante natural para la hierba. Las ovejas comen bien y tienen una tasa de supervivencia más alta. “Ahora mi rebaño, dice un pastor fotovoltaico, se ha duplicado en número, y mis ingresos anuales han aumentado de 40,000 a 50,000 yuanes (5,960-7,450 dólares)".

Un curioso modelo de simbiosis energética que ha disminuido la evaporación donde antes estaba un erial seco y deshabitado por los humanos en la meseta del Tíbet. Una transicion entre economia rural y transicion energética, un encuetro entre tradicion y modernidad. Los paneles no solo generan electricidad , sino tambien vida.

parque solar mas grande mundo china tibet 3

China no solo lidera la transición energética en el mundo. Está construyendo el andamiaje industrial del siglo XXI, dejando progresivamente en el olvido los combustibles fósiles contaminantes. Un dilema geopolítico y tecnológico de repercusiones globales.

Carora,

Estado Lara,

 República Bolivariana de Venezuela,

 Noviembre 14 de 2025.

 


Bernardo Yépez, la memoria de Curarigua.

  Profesor Bernardo Yépez, la memoria histórica de Curarigua de Leal. Luis Eduardo Cortés Riera.   cronistadecarora@gmail.com  ...