jueves, 1 de agosto de 2019

Sancho Panza es el Carnaval, El Quijote la Cuaresma


El más grande monumento literario en habla castellana es obra de Miguel de Cervantes Saavedra: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada por primera vez en 1604. Es la gran novela del Siglo de Oro español. Es el clásico por excelencia de nuestra literatura de todos los tiempos. Un crítico literario soviético, Mijail Bajtin (1895-1975), ha examinado con gran inteligencia y penetración los personajes centrales de esta novela: don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza. Lo hace en una obra, también clásica, llamada La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais. Alianza Editorial. 1987. 431 páginas.

Allí sostiene este investigador que se interesó en la cultura popular y no la académica, que los personajes de la novela don Quijote son parte de la cultura popular cómica, un realismo grotesco que tiende a degradar y corporizar. La degradación transfiere al plano material y corporal lo elevado, espiritual, elevado y abstracto.  De tal manera la panza de Sancho Panza, su apetito voraz y su sed insaciable, son aún esencial y profundamente carnavalescas; su inclinación por la abundancia y la plenitud no tiene aún carácter egoísta y personal, es una propensión a la abundancia en general. Sancho es descendiente directo de los antiguos demonios barrigones de la fecundidad que vemos en los vasos corintios griegos.
El materialismo de Sancho, su ombligo, su apetito, sus abundantes necesidades naturales, como defecar y orinar, sus flatulencias sonoras constituyen “lo inferior absoluto” del realismo grotesco, la alegre tumba corporal (la barriga, el vientre y la tierra) abierta para acoger el idealismo de Don Quijote, un idealismo aislado, abstracto e insensible; el “caballero de la triste figura” necesita morir para renacer más fuerte y grande; Sancho es el correctivo natural, corporal y universal de las pretensiones individuales, abstractas y espirituales; además Sancho representa también a la risa como correctivo popular de la gravedad unilateral de las pretensiones espirituales. Sancho frente al Quijote podría ser comparado con el rol del bufón frente al ceremonial serio; el de las Carnestolendas con relación a la Cuaresma.
Esta pareja es en efecto una pareja cómica típicamente carnavalesca basada en los contrastes: gordo y flaco, viejo y joven, grande y pequeño. Gozan de un poderoso atractivo visual. Las parejas cómicas de este tipo existen aun hoy en las ferias y en los circos. Don quijote y Sancho Panza forman una pareja carnavalesca. La unión de un personaje alto y delgado y uno bajo y gordo forman el verdadero prototipo de pareja de un buen número de relaciones en la ficción literaria y en las variedades y las películas cómicas, aunque la idea es más antigua que Cervantes como ilustran las figuras de Carnaval y Cuaresma, y la cómica pareja de Ganassa y Bottarga. Hay variaciones modernas del tema que seguimos considerando cervantinas, dice el británico Edward C. Riley (Introducción al “Quijote” Critica, 1986. 262 páginas), incluso cuando varían las características de los papeles: Joseph Andrews y Parsons Adams, Míster Pickwick  y Sam Weller, el detective Sherlock Holmes y el doctor Watson en la literatura; los estadounidenses Laurel y Hardy y Abbott y Costello en las películas cómicas. Las últimas representaciones de los dos arquetipos los reflejan de modo extraordinario, tanto visualmente como en otros aspectos. Son los estadounidenses Bud Spencer y Terence Hill, así como los robots C3PO y R2D2 de La guerra de las galaxias, y dudo que marquen el fin del camino.
En nuestra cultura latina y de habla castellana (no sé si en portugués) abundan las parejas arquetípicas del gordo y el flaco: los mexicanos de los años 1950 y 1960 que nos hicieron reír a carcajadas en nuestra adolescencia en el viejo Cine Trasandino de Carora, Viruta y Capulina, el sargento García y el cabo Reyes de la serie en blanco y negro televisiva y de gran éxito: El Zorro, ambientada en Los Ángeles colonial hispana, la dama Sthefany Gutiérrez y Raúl de Molina, los mexicanos Edgar Vivar y Chespirito en los años 1980. Parejas arquetípicas que según el psicólogo y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), acompañarán a la humanidad por siempre.  


Hace un siglo, en 21 de septiembre de 1919, nace en Buenos Aires, Argentina el científico y filósofo Mario Bunge, uno de los más destacados pensadores vivos del presente. Tal reputación se la ha hecho merecedor por haber  empleado de manera magistral ese elemento  fundamental de la   modernidad: la crítica. En este sentido ha sido un duro y tenaz crítico de lo que ha llamado las psudociencias, tales como el psicoanálisis de Freud, pues, según él, no emplea el médico austriaco el método científico, la  hipótesis del gen egoísta de Dawkins, la teoría de los juegos, la sociobiología como una suerte de darwinismo social. De la  misma manera ha atacado firmemente al economicismo marxista, la “brillante apariencia científica” de la economía neoclásica, la carencia de pruebas empíricas de la parapsicología, la medicina tradicional, la medicina holística, la homeopatía. De igual manera ataca a dos filósofos alemanes que resultan ser unos charlatanes a los cuales no se les entiende su discurso, que leerlos es una verdadera pérdida de tiempo: ¡Hegel y  Martin Heidegger!
Cuando escribo sobre este demoledor de mitos y pseudo verdades que es nuestro paisano latinoamericano don Mario Bunge, no puedo menos que pensar en otros célebres críticos de las pseudo ciencias y de las medio verdades: Carl Sagan (El mundo y sus demonios), Stephen Jay Gould (La falsa medida del hombre), el lingüista Noam Chomsky y el sociólogo Immanuel Wallerstein, quienes han dedicado lo mejor de sus intelectos a desenmascarar los grandes falsedades que pasan por verdades científicas.
A Bunge se le reconoce como filósofo de las ciencias, y quien a diferencia de otros epistemólogos de la ciencia, como  Karl Popper, sí tiene una sólida formación científica, pues obtuvo el título de físico nuclear en la Universidad del Plata, Argentina. Ello le ha dado un piso muy firme para criticar las falsas doctrinas científicas, tales como la actitud y práctica operacionalista, o sea reducir toda la realidad a una realidad observacional, la cual según él, daría lugar a una auténtica decapitación de la ciencia.  
Cuando era muy joven escribió un texto que ha hecho historia y hasta podíamos decir que se ha convertido en un auténtico clásico: La ciencia, su método y filosofía, el cual sale de su pluma en 1959.   Esta obra ha sido de consulta casi obligada en las carreras universitarias de Venezuela y América Latina. En esos mismos años ofrece a Albert Einstein traducir sus obras al castellano, proposición que el sabio judío y alemán rechaza con afabilidad. Existe una biografía de Banesh Hoffman del padre de la relatividad que lleva un hermoso prólogo de Bunge. Allí explica a qué se debe la enorme popularidad de este sabio de aspecto hippie.
Bunge vive actualmente en Montreal, Canadá, donde enseña en la Universidad de Mc Gill desde 1960. Allí se establece luego de sufrir persecuciones por parte de los regímenes militares derechitas argentinos por sus ideas políticas este duro crítico del socialismo totalitario soviético y entusiasta defensor del socialismo democrático. En este país ha escrito obras de extraordinario valor científico y moral, tales como Filosofía para médicos, libro que recomiendo ampliamente a los galenos nuestros interesados en saber cómo su oficio está íntimamente conectado a la filosofía. Otro será Teoría y realidad, así como La investigación científica. Hay uno de ellos que me cautiva mucho por su amenidad: 100 ideas. El libro para pensar y discutir en el café. Son muy interesantes ¿Tiene porvenir el socialismo?, Las pseudociencias. ¡Valla timo!, Las ciencias sociales en discusión, Economía y filosofía.
Sabemos que Bunge no es tan popular como otros filósofos, como Habermas, Sartre o el español Ortega y Gasset por ejemplo, es por ello que la editorial española Laetoli prepara la edición de sus obras completas en 10 tomos,  lo cual es una excelente idea para dar a conocer el riquísimo pensamiento de este genial pensador al que en cierta ocasión me atreví llamarlo el  Lucrecio Caro del siglo XXI.                                    

Una sola Universidad para Carora


La antigua ciudad de Carora es la sede de dos prestigiosas universidades: la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, UCLA y la Universidad Experimental Politécnica “Antonio José de Sucre”, UNEXPO. Ambas se instalaron acá tras una fuerte presión ciudadana y popular en los días del fatídico “viernes negro”, en 1983. Fue una victoria rotunda de la movilización de la gente.
 Han pasado más de tres décadas de aquel triunfo de los caroreños, y que ha dado sus frutos al preparar para la vida a tanto joven que antes debía irse de la ciudad en búsqueda de superación en otros lares, y ahora me propongo advertir que la vida por separado de ambas instituciones  universitarias las pone en peligro de muerte a ambas.
Así de dramático y catastrófico es.  La profunda crisis económica y política que vive el país nos ha hecho ver lo que no queríamos ver: que la existencia de dos universidades separadas es una duplicación innecesaria de esfuerzos y recursos: dos presupuestos y dos sedes, dos nóminas, dos direcciones académicas, asignaturas que se repiten, dos comedores, dos flotas de transporte, etc., etc., para atender un número decreciente de estudiantes y de docentes. Es un cáncer que hace metástasis.
Los beneficios de la integración de ambas casas de estudios universitarios serán inmensos: una sola dirección, un único presupuesto, una sola nómina, una sola sede y un solo proyecto de desarrollo del Municipio Torres. A todo ello me atrevo proponer la autonomía de esta casa de estudios, y la sugerencia de su nombre: Universidad Municipal Integrada de Torres, UMIT.
Es el momento de deponer particularismos y mezquindades de toda índole y poner a trabajar en este proyecto integracionista a las personas que de buena fe se interesen en él.  Será también un llamado a la concordia y a la inteligencia a un país en extremo polarizado y que lo que quiere paz y trabajo. Es un regalo extraordinario que le daremos a la Ciudad del Portillo de Carora en sus 450 años de existencia fecunda y productiva.

El juicio del mono (1925)

Pareciera mentira que en Estados Unidos, el país más próspero del  mundo, que había salido fortalecido y casi indemne de la terrible e inúti...