jueves, 31 de marzo de 2022

Profesor José Rojas Armas, Director del Liceo Egidio Montesinos de Carora


Había en Carora y en todo el distrito Torres, hace más de media centuria, una sola institución de educación media o de secundaria: se llamaba y llama Liceo Egidio Montesinos. Los Padres Escolapios españoles ofrecían en su colegio Cristo Rey solo los cursos de primero y segundo año, pues no disponían de laboratorios de física y química para tercero, cuarto y quinto años. En 1960 los estudiantes de nuestro Liceo debían irse a culminar su bachillerato a otras ciudades, pues el Egidio Montesinos no otorgaba títulos de bachiller. La primera promoción de bachilleres de este instituto egresa en 1964.

Quien escribe inicia su bachillerato en Carora en 1964. El director del plantel fue entonces el amable profesor de castellano y Literatura y Latín José Rojas Armas, egresado del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC). Era muy afectuoso y bajito de estatura. Sus lentes de carey le otorgaban cierta majestad, así como su corbata bien anudada y su incipiente calvicie. Siempre lucía paltó, a pesar del calor dominante en el semiárido larense, una elegante indumentaria que lamentablemente ha desaparecido de los planteles educacionistas.  Fue mi querido e inolvidable profesor guía en primer año sección “A”. Era oriundo del oriente de Venezuela, como lo delata su apellido materno, pues nace en Guanape, estado Anzoátegui. Se distinguió por su lucha juvenil contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y era un accióndemocratista sincero y cordial.

Recuerdo con nostalgia y alegría que era yo su favorito muchacho de mandados, pues me pedía ir a la dirección del plantel a buscar un diccionario, un documento o un bolígrafo. Ese gesto me marcó de manera indeleble hasta el día de hoy, en el umbral de mi vejez. Es que esos pequeños e insignificantes gestos y detalles construyen, dan forma a la futura personalidad del adulto.

A más de medio siglo de mi encuentro con el profesor Rojas Armas, evoco la extraordinaria calidad de los egresados del IPC. Este hombrecillo nos hizo amar con su cálida y templada voz la literatura de Venezuela. A quien escribe animó a recitar en clase el inmortal poema de Andrés Eloy Blanco Píntame angelitos negros. Éramos sin saberlo discípulos indirectos de Comenio, de la misión chilena que vino a fundar el IPC, de Edoardo Crema y de la obra civilizatoria del presidente general Eleazar López Contreras, fundador del Instituto Pedagógico Nacional en 1936.

El Egidio Montesinos era en ese entonces un plantel de pequeñas dimensiones, pues tenía unos 800 alumnos repartidos en 16 secciones. Su planta física era nueva y fue inaugurada en 1963. Ninguna de las calles adyacentes al plantel estaban asfaltadas. Todas las aulas eran de platabanda y aún no habían aparecido las terribles y antipedagógicas aulas R3. De los libros de texto que usábamos recuerdo nítidamente La Tierra y sus recursos, del cubano Levi Marrero y Algebra, de Baldor, coincidencialmente otro cubano.

Los colegas de Rojas Armas en la docencia en Carora y que estaban bajo su magnífica dirección, eran el bachiller David Lasry, subdirector de la institución y docente de la cátedra de Inglés, y a quien llamábamos “Míster Lasry”; el español republicano del exilio Ismael García, en Matemáticas y Física; profesor Rafael Valera, nativo de Duaca, en Inglés; Vicky Ann Thomas y Mike Dougth, deportistas estadounidenses del Cuerpo de Paz (OEA); bachiller David Julio Atencio, en Inglés; Dr. (médico por la UCV) Pablo Álvarez Yépez en Psicología y Puericultura;  Pbro. José María Goyache, en Matemáticas; profesor José Ángel Montesinos, Geografía; profesor Antonio Moreno, de Biología; profesor Cruz Mario Ávila, Manualidades; el peruano Ignacio Arce en Ciencias Biológicas; el profesor yaritagüense Nery Carballo, en Química; profesor Omar Valvuena en Formación Social, Moral y Cívica; profesora Alcira Brito, en Castellano y Literatura; profesor Antonio Martínez, en Biología.

En ese año de 1964 se llevaron a cabo unas electrizantes y apasionadas elecciones estudiantiles en el Liceo y que resonaron por toda Carora. Los dos candidatos eran Willinger Silva, apoyado por el partido socialcristiano Copei y los sacerdotes de Carora; el otro candidato, que a la postre resulta ganador, fue Otto Fernández, apoyado por el partido Acción Democrática y la izquierda del MIR, una curiosa alianza. Pude observar que el profesor Rojas Armas invitaba a conversar a ambos candidatos al recinto de la dirección del plantel. Allí les daba a los furibundos contendientes consejos e instrucciones para llevar a buen término la justa electoral estudiantil, en aquellos años en que se aproximaba la llamada “década violenta” que llenó de sangre y miedo al país.

La pasantía del profesor Rojas Armas en Carora fue muy breve, apenas un año. Fue cofundador del Rotary Club con el Dr. Pablo Álvarez Yépez y mi padre, el profesor Expedito Cortés. Un instituto de educación ubicado en Alta Vista, Caracas, lleva con orgullo su nombre. Se residenció en Carora en el Hotel Bolognia de Livio Martinengo en la avenida Miranda, y creo que no lo acompañaba su esposa.

Guardo un muy grato recuerdo de la breve estancia de este magnífico caballero del magisterio por las tierras del semiárido larense, en aquellos felices y ya lejanos años de mi adolescencia. Atesoro un ejemplar de Tierras que me oyeron, que llevé emocionado a clases y le dimos una ojeada mi querido profesor Rojas Armas y quien escribe, en una soleada mañana de junio caroreño hace más de media centuria.

Santa Rita de Carora, 26 de marzo de 2022.

Luis Eduardo Cortés Riera. cronistadecarora@gmail.com

 

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