viernes, 27 de diciembre de 2019

Babel es una bendición misteriosa e inmensa

Es el  pensador  George Steiner (París, 1929) quien nos sorprende con esta afirmación que da  título a  este  artículo, y que desdice    las enseñanzas bíblicas que recibimos en nuestra infancia: Babel, un castigo divino (Después de Babel) Es que este inmenso filósofo hebreo en sus orígenes, no teme declararse volteriano. Al lado de los grandes mitos antiguos que alimentan todavía nuestra cultura, Europa parece haber creado dos “mitos” nuevos: el cristianismo y el marxismo. Y es más, sostiene que el sionismo es empobrecedor de las mentes tan eficaces como el nazismo y el comunismo. Su lúcido cerebro tiene un aliado en su condición poliglota, pues no tiene lengua materna, en su hogar se hablaban  simultáneamente tres lenguas: Francés, inglés y alemán. Luego agregaría el italiano.


La lengua anglo norteamericana es simple y por ello es una lengua franca, en continua expansión. Cada vez que nos sentamos frente a una computadora hablamos inglés, dice este sabio de 90 años que tanto me recuerda a otro filósofo genial y destrozador de mitos: el argentino y ya centenario Mario Bunge. La estructura sintáctica de las computadoras, sin importar la lengua empleada, chino o bantú, es angloamericana, agrega este humanista judío que rememora a Noam Chomsky para decir esto.
La lengua castellana tiene un gran futuro, dice Steiner: Nueva York, dijo Lorca en los años 30, sería una ciudad española, tuvo razón. Con toda conciencia, pienso yo, el mexicano  Carlos Fuentes afirma que dentro de los Estados Unidos se desarrolla y crece una civilización de habla castellana (El espejo enterrado). Es que nuestra lengua es una lengua del amor y del romance, una lengua horizontal a una enorme distancia del anglosajón individualista, frío y distante.  La lengua del amor en un Paul Celan, agrega Steiner, intenta reparar la caída del hombre.
Docente durante 50 años, tal como nuestro José Manuel Briceño Guerrero, Steiner  nos dice que los profesores deben enamorarse un poco de sus alumnos.“Erotismo de la transmisión, lo llama. Leer un gran texto con sus alumnos es una actividad muy íntima. Uno piensa en Sócrates y Platón. Yo lo hice con una inteligente alumna en Carora, ahora mi esposa y médico dermatóloga Raiza Mujica.
Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2001, Steiner, el polemista y mitólogo, piensa que  la mala educación amenaza el futuro de los jóvenes “Estamos matando los sueños de nuestros niños”, a lo que agrega "Estoy asqueado por la educación escolar de hoy, que es una fábrica de incultos y que no respeta la memoria.”

Como el pensador y científico Mario Bunge cuandi dice que “El psicoanálisis y otras seudociencias son dañinos”, Steiner ataca sin piedad a la creatura de Seguismund Freud y sus secuaces: "El psicoanálisis es un lujo de la burguesía. La dignidad humana consiste en tener secretos. La idea de pagar para que escuchen nuestros secretos e intimidades me asquea" Es como la confesión de los católicos pero con un cheque por medio. Es el secreto lo que nos hace fuertes

 A pesar de no ser creyente sostiene que la Biblia es el texto fundador de la cultura occidental. Es el libro que más preguntas hace al hombre, un libro que ha configurado nuestra concepción misma de lo divino, de la creación, de la inspiración, pero también de la literatura, desde Shakespeare hasta Moby Dick. George Steiner nos recuerda, en fin, hasta qué punto toda lectura de la Biblia sigue siendo una aventura arriesgada. Por esta razón, Prefacio a la Biblia hebrea constituye uno de los textos más personales del autor, es asimismo una meditación sobre la trascendencia y sobre el sentido mismo de la escritura, ya sea de Dios, ya del hombre.    Cuando recomendé Prefacio al abogado y antropólogo caroreño Dennys Pérez, un aventajado discípulo mío, sólo atinó a decirme desde la trepidante ciudad de Caracas: “Estoy abrumado”.

Es este crítico literario estadounidense, pues, uno de los ensayistas  más destacados de nuestro tiempo. Yo comparo a Steiner a otro judío, el norteamericano Harold Bloom (La religión americana. El canon occidental), o al británico Paul Johnson (Historia de los judíos), y para no herir susceptibilidades por mencionar solo autores anglosajones, me atrevo agregar a ellos al peruano y Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa (La civilización del espectáculo). Simplemente geniales.  

 





El juicio del mono (1925)

Pareciera mentira que en Estados Unidos, el país más próspero del  mundo, que había salido fortalecido y casi indemne de la terrible e inúti...