Resulta
curioso constatar que no existe un criterio único sobre cuál es la civilización
más antigua del mundo. Este privilegio se lo disputan distintas naciones y equipos
de investigadores. Los libros de historia que leí en mis estudios emeritenses
sostenían que la historia comenzó en Sumeria, actual Mesopotamia, el Irak
ocupado militarmente por el arrogante mundo occidental. Pero buscando en
internet he encontrado que no hay unanimidad al respecto. Veamos.
Unos
sostienen que es China la más antigua, pues su historia deviene de hace 5.000
años en forma casi ininterrumpida. Eso es cierto. Pero hay otras que son más
viejas pero ya han desaparecido y solo tenemos
de ellas las evidencias arqueológicas. Estas son la mayoría. Por ejemplo,
en el Perú se ha descubierto una serie
de ruinas que nos colocan ante una cultura anterior a la egipcia o la
mesopotámica. Fue descubierta hace 12 años al norte de Lima: la cultura Caral
que data de 3.000 años antes de nuestra era. Su descubridora es la arqueóloga
peruana Ruth Shady Solís, quien se ha convertido en una celebridad al haber
descubierto estas evidencias arqueológicas preincaicas que son tan sofisticadas
como las de las culturas del río Indo o de China.
Los
israelitas por su parte, imbuidos de la idea de ser un pueblo elegido, dicen
que la ciudad más antigua del mundo es la bíblica Jericó, la cual-sostienen ellos-
está cumpliendo 10. 000 años de existencia. ¿Quién la construyó? Bien se podría
decir que fueron los antecesores de los actuales palestinos, como sugiere el
historiador hebreo contemporáneo Shlomo Sand, quien ha formado un verdadero
revuelo con sus explosivas opiniones al decir que el pueblo judío es una
invención. Se nota de inmediato que Sand leyó la obra de Eric Hobsbawm llamada
precisamente La invención de la tradición.
Shi Shi es
el nombre de un renombrado investigador chino, quien afirma que ha encontrado
pruebas de que su civilización tiene la friolera de 10.000 años. El doctor Shi
no habla en el vacío, pues lo hace montado en el Instituto de la Historia de
las Nacionalidades, en Beiging. La localidad llamada Dadiwan es el renombrado
sitio, excavado en China y colocan allí datas de 5.300 años antes de nuestra era.
Alemanes y turcos en comandita han agregado más leña al
fuego, pues sus excavaciones en el sitio de Göbelli Tepe en el sur de Turquía
arrojan datos impresionantes: 11.500 años atrás fue levantada esta ciudadela
por cazadores del neolítico, antes de la sedentarización de los humanos y de la
invención de la agricultura. Los expertos de la Universidad de Heidelberg dicen
que estas ruinas, descubiertas en 1964, constituyen la edificación de
naturaleza religiosa más antigua del mundo, y hasta sugieren que puede
remontarse al mesolítico.
Y qué decir
de las ciudades sumergidas en lagos, mares y océanos del mundo que nos hacen repensar la
historia de la humanidad. Allí están las ruinas sumergidas del Golfo de Cambay,
India, de 9.500 años de antigüedad o las de la isla Yonaguni del Japón, están también
las del Golfo de Yucatán en Brasil. Pero todo ello debe examinarse y verse con
escepticismo, pues la ciencia está llena de escándalos cuando se le ha
intentado falsear. Si no recuerden el quimérico humano prehistórico descubierto en Gran Bretaña,
llamado hombre de Piltdown y que resultó ser un cráneo humano fosilizado
artificialmente. Más recientemente el jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels,
creó una arqueología que demostraba la existencia de la raza aria desde muy
antiguo. Hoy sabemos que lo de ario no es más que un mito creado por el racismo
germano. Gran ruido produjo la piedra de Kensington, hallada en Minnesota,
Estados Unidos, y que demostraban la llegada de los vikingos a esos lugares en
el siglo XIV, ¡un siglo antes que Colón!.
Así que en
lo sucesivo use el método crítico y ponga en duda los hallazgos más sonados exhibidos en los canales pseudocientíficos de
la televisión, uno de los cuales, el más mentiroso acaso sea The History
Chanel, creado en los EEUU en 1995 y que desde el año 2001 comenzó a
tergiversar y falsear la historia para consumo de los latinoamericanos. Para
estar prevenidos léanse El sutil arte de
detectar camelos (engaños), del desaparecido divulgador estadounidense
de la ciencia Carl Sagan, el cual se encuentra en su libro El mundo y sus demonios, la ciencia como una luz en la oscuridad, extraordinario
esfuerzo de reflexión crítica sobre el cual hice una exposición en el primer
posdoctorado en educación que ofrece la Upel en la ciudad de Barquisimeto.
Carora,
agosto 19 de 2012.