El
antropólogo y etnomusicólogo español Francisco Cruces se pregunta ¿A qué suena
la cultura? A lo que responde: Los antropólogos acostumbran a comparar la
cultura con un organismo, un cuerpo
vivo, un mecanismo, un esqueleto, una
red, un mapa, pero es sintomático que
tales modelos hayan dejado de lado, sistemáticamente, la dimensión sonora. En
vista de esto, ¿no resulta de esto el sonido de la cultura, una metáfora
necesaria?, se pregunta Cruces.
La música es
una forma particular de la cultura, dice Merriam. La música es un arte por
definición desanclable en tiempo de traslocaciones y relocalizaciones, afirma
el japonés Hosokawa. La música siempre
aparece, agrega Cruces, como un instrumento fundamental de supervivencia
cultural y se comporta como heurístico para la comprensión de la cultura como
un todo. Y remata afirmando el antropólogo español que: La metáfora musical se
puede emplear para concebir en su totalidad y densidad la sociedad humana, tal
como lo establecieron Max Weber y Mijail Bajtin.
Esta breve introducción
me ha llevado a evocar unas apreciaciones del Maestro Francisco Tamayo sobre el
folklore larense escritas en ocasión del Cuatricentenario de Barquisimeto en
1952. Decía que la exclamación tan típicamente larense “ah mundo”, que expresa,
según el tono, sorpresa, alegría, añoranza, hondo pesar, el sentimiento se
manifiesta por medio de una multiplicación de la vocal débil (u), emitiendo a la par, con cada una de
la úes resultantes, unas notas que se hacen tanto más agudas cuanto mayor sea
la intensidad del sentimiento a expresar. Este desdoblamiento literal con su
correspondiente música recae siempre sobre la vocal acentuada, sea ésta débil o
fuerte.
Pero antes
de escribir sobre la exclamación que nos identifica a los larenses, escribe el
sabio sanareño: “Lo que podríamos llamar el tipo venezolano considerado desde
el punto de vista antropológico y social, y más aun espiritual no podría
generarse en zonas como el Llano, los
Andes, Margarita, el Zulia y Caracas misma, porque estas son regiones
excluyentes las unas de las otras, y dotadas de ambiente y colorido local tan
fuertes que en ellas priva lo regional sobre lo nacional. El llanero-agrega
Tamayo-puede ser venezolano o colombiano. El andino venezolano se parece más a
un andino colombiano, ecuatoriano o peruano que a un barloventeño o cumanés.
Pero en Lara se reúnen y confunden casi todos los medios físicos y biológicos
del país se ha estado engendrando un tipo humano de características medias,
equilibradas, entre las unas y las otras tendencias confluentes. Esta síntesis
humana de todo o casi todo lo nacional es el tipo humano por autonomasia, por ser expresión total de los cuerpos
y almas de aquellas regiones parciales. En Lara nace, pues, lo nacional, lo
venezolano. Lara es la matriz de Venezuela, es el crisol donde se polariza el
mestizaje de lo nacional, sin fobias ni exclusivismos”.
Hechas estas
consideraciones podremos comprender cómo ha llegado a ser Lara la entidad de
mayor envergadura folklórico-musical de Venezuela. Las tres ciudades coloniales
fundadas en el siglo XVI, El Tocuyo, Barquisimeto y Carora, contribuyeron sin
duda a ganar para Lara tan justa y clara denominación. Lo hispano, lo aborigen
y lo afro se han mestizado acá de manera distintiva, de manera más acabada que
en otras regiones del país. Esa diversidad de paisajes y ese tipo humano que
nos describe Tamayo, han contribuido a crear históricamente entre nosotros una
sensibilidad y una apreciación por la música que no encontramos en otras
regiones. Es por ello que nuestra entidad es el escenario donde nace la
manifestación folklórica más completa y compleja del país: el tamunangue, que
ha hecho repensar lo venezolano al sabio José Manuel Briceño Guerrero.
La música ha
tenido entre nosotros los larenses mayor encumbramiento y reconocimiento social
que la pintura, la poesía, el teatro y hasta la misma literatura. Y es que
desde la Colonia ya producíamos talento y oído musical. El primer profesor de
música de la Universidad de Caracas, Francisco Pérez Camacho, era tocuyano.
Silva Uzcátegui dice -inclusive -que tuvimos una Edad de Oro musical, la cual ubica
en las dos últimas décadas del siglo XIX. Hasta el presidente del estado, el
general Aquilino Juares, tenía una afición musical. En las casas de la alta
sociedad barquisimetana, lo mismo que en El Tocuyo, Carora y otras ciudades,
había frecuentemente veladas musicales. En algunas de las mansiones, todos eran
artistas. Estaba tan generalizado el estudio de la música en la sociedad-añade
Silva Uzcátegui-, que siendo presidente del Estado el General Aquilino Juárez,
fueron a darle una serenata un grupo de quince músicos casi todos ellos
doctores en Medicina o en Derecho. El único músico profesional que formó parte
del grupo, fue el barquisimetano, hoy nuestro célebre violinista Franco Medina.
Son los años cuando nacen la orquesta La Pequeña Mavare, la Banda Bolívar, la
Banda de Conciertos del Estado Lara, la Banda de Conciertos Antonio Carrillo.
Y al
venirnos al siglo XX, el maestro Pompilio Torres dirige la Orquesta Occidental
de Barquisimeto en 1926, la Orquesta Euterpe nacerá en El Tocuyo en 1935,
Carora verá el nacimiento de la Banda San Antonio al despuntar el siglo pasado,
Antonio Carrillo crea el Conjunto Típico que lleva su nombre; en Carora enseña
el maestro Juancho Querales, nacen al unísono, en 1923, los dos gigantes a
escala mundial de la interpretación y ejecución guitarrística, Alirio Díaz y
Rodrigo Riera; Carora será semillero de
guitarristas: Alirio Camacaro, Valmore Nieves, Alvaro Alvarez y allí mismo Juan
Martínez Herrera fundará la primera Orquesta Infantil de Venezuela; la Ciudad
Madre de El Tocuyo será pionera con su Coro de Campanas.
En
lo popular nacerán Carota, ñema y tajá, Diapasón, Maguey, Alma de Lara, Expresión
y Sentir Larense, Santoral, Canela fina, Lara, sabor y tambor, Brecha. Tierra
de cantantes, los producirá de excelencia: Aquiles Machado, Juan Tomás
Martínez, Cheíta Quintana, Cheo Bullones, de formación académica. Lo más serán
los populares: Pío Alvarado, Tino
Carrasco, Benito Quiroz, Los Hermanos Gómez, Juan Ramón Barrios, Napoleón
Arráez, Alexis Riera, Adilia Castillo, Goyito Yépez, Jesús Gordo Páez, Edgar
Tatoa Alvarez, Rafa Pérez, Lalo Coronado.
Como epítome
de toda esta extraordinaria y fecunda actividad musical será la creación del
Sistema Nacional de Orquesta y Coros Juveniles e Infantiles por Antonio Abreu,
el cual tendrá a su más brillante exponente al director orquestal larense
Gustavo Dudamel, quien ha triunfado, cual Teresa Carreño, en los escenarios más
importantes del orbe.
Todo ello
motiva a ofrecerle en la noche de hoy, 14 de septiembre de 2012, y en ocasión
de sus 460 años de fundada, una Serenata llamada Carora le canta a Barquisimeto, nuestra capital cumpleañera. En esta
actividad participarán un variado grupo de músicos y cantantes caroreños, un
verdadero florilegio polifónico con el cual la ciudad del Portillo de Carora ha
contribuido de manera decisiva a hacer y forjar a Barquisimeto como la ciudad
musical de Venezuela.
Dr. Luis
Eduardo Cortés Riera.
Cronista
Oficial del Municipio G/D Pedro León Torres.
Carora, agosto 30 de 2012.