PRIMER NÚMERO DE EL IMPULSO |
La
fundación del diario El Impulso en
Carora el 1 de enero de 1904 ocurrió en el siglo XX de manera solo cronológica,
pues el violento siglo XIX extendió su
ominoso brazo mucho más allá, hasta
llegar, como dijo Mariano Picón Salas, al año 1936: “Venezuela venía de devorar
vidas humanas en las guerras civiles, en el azar sin orden de una sociedad
violenta, en convulsionado devenir, sino también marchitó, antes de que
fructificaran bien, grandes inteligencias. Venezuela, después de las guerras
civiles de la segunda mitad del siglo XIX, es como una gran montonera, sin ejército,
sin administración pública digna de ese nombre, donde el caudillo más guapo,
inteligente o astuto se impone sobre los otros caudillos provinciales.”
FEDERICO CARMONA |
Cómo
fue posible que en este cuadro de calamidades, a la que agregamos nuestra gran tragedia de cultura: un
analfabetismo descomunal cercano al 90 por ciento, naciera en una recoleta ciudad del semiárido larense un
periódico como El Impulso de la mano
del Br. Federico Carmona y su familia, tal es nuestro propósito de comprensión.
He hablado de lo que llamo “el genio de los pueblos de semiárido venezolano”,
una categoría de análisis para explicar la gran significación histórica de esta
porción del territorio que, sin embargo, ha hecho aportes
cruciales a la cultura nacional. Veamos.
El
Estado Lara cuenta desde la Colonia con tres
focos de cultura: la “ciudad
madre” El Tocuyo, Barquisimeto y Carora: el triángulo colonial y barroco de la
Contrarreforma católica, misioneros capuchinos y franciscanos, lecciones de latín
en sus conventos, música barroca, clases
de gramática y retórica. Sin casas superiores de estudios como la de Mérida, se
distinguieron sin embargo José Ángel Álamo, Tomas Valero y Juan Agustín de la
Torre, sabios de nuestro siglo XVIII.
La
naciente Republica nos dio conformación política con la Provincia y el Estado
Barquisimeto, así como dos Colegios Nacionales en Barquisimeto y El Tocuyo
respectivamente, llega la imprenta con Pablo María Unda y Pablo Júdas, se erige
la Diócesis de Barquisimeto en 1863. El ferrocarril y el telégrafo nos
permitieron enlazarnos con el mundo. Los estudios superiores son decretados en
1884 con el Colegio Federal de Primera Categoría de Barquisimeto.
Carora de
entre siglos.
Carora,
“ciudad levítica de Venezuela”, activo centro de comercio, artesanías del cuero, famosas sus cofradías
católicas. Se gesta allí desde el siglo XVIII la “godarria caroreña”, orgullosa
de sus privilegios: Oropeza, Zubillaga, Perera, Gutiérrez, Riera, Álvarez,
Herrera, Meléndez, Silva. Ejercen una hegemonía ideológica y cultural al crear
sus centros de enseñanza, sus periódicos, sus clubes, dominan los cargos
eclesiásticos. Urbe culta en hombres como el padre Espinoza de los Monteros,
fraile Aguinagalde y sus cátedras latinas, Dr. Ezequiel Contreras y su Colegio
San Andrés, Lic. Rafael Antonio Álvarez con
su Colegio La Paz, y las clases del Lic. Lázaro Perera; Dr. Ramón Pompilio Oropeza
en el Colegio La Esperanza, fundado al calor del “patriciado caroreño” en 1890;
Jaime Blanch, Andrés Riera Silva, Juan Bautista Franco, Dr. Juan José Bracho,
general Federico Carmona, Br. Federico Carmona.
Llega
la imprenta en 1875 y será su primer retoño La Patria. Seguirán El Bien Común, El Caroreño, La Égida, Los
Rayos Roentgen, La Guirnalda, El Ideal, El Gran Partido Liberal, El Museo, La
Palanca, El Voto Libre, Monitor, La Moral, Minerva, El Deber, El Adolescente,
El Amigo de los Pobres, Vendimia, Le Petit Fígaro, El Impulso, El Diario de Carora. Un verdadero boom editorial,
sorprendente para una pequeña ciudad.
MARIANO PICÓN SALAS |
Llegan los Carmona a Carora.
Desde
Río Tocuyo se traslada a Carora el general Federico Carmona. Es el padre del
Br. Federico quien fundaría El
Impulso. Este joven, una vez terminada su primaria con Ramón Perera, se
traslada a El Tocuyo. Allí recibe del
Br. Egidio Montesinos y su Colegio La
Concordia una enseñanza de corte
eclesiástica, semiescolástica, con una gran influencia del espíritu balmesiano,
una conciencia teísta y cristiana del mundo. Allí se forman eminentes hombres:
Lisandro Alvarado, José Gil Fortoul, Ramón Pompilio Oropeza, Lucio Antonio
Zubillaga, José María Riera, Hilario Luna Luna, Pedro Montesinos, Rafael M. Garmendia, Lisandro Colmenárez,
Gregorio Limardo, Rafael Linárez, Federico Yépez, Pedro Montesinos, Luis
Lucena, Roberto Montesinos. Observará acá el joven Federico la impresión del
periódico del Colegio llamado Fraternidad, que lo anima en el oficio de
Gutenberg.
Una
vez terminado su “trienio filosófico” vuelve a Carora, participa en los
negocios de su padre, la casa comercial La Seductora, la Imprenta Torres,
fundada en 1890. El Br. Rafael Lozada le enseña el arte de la tipografía en la
Imprenta Sucre, y participa en las tertulias en su botica. Federico acariciaba la idea de fundar un
periódico de circulación diaria desde
1888, pero las calamidades de la guerra se lo impiden. Para tal propósito adquiere
una imprenta Washington y elabora en su
casa trabajos tipográficos, expendía sobres y tarjetas de toda clase, cuentos
“preciosos y muy morales” para niños, y también realizaba la portentosa tarea
de pedir a solicitud libros a Caracas.
Por
esos años los godos de Carora crearán dos instituciones que le darán conciencia
de su grandeza espiritual: el Colegio La Esperanza en 1890, de la mano de Andrés
Tiberio Álvarez y el Dr. Ramón Pompilio Oropeza, así como el Club Torres en 1898, creado por el
jefe del “mochismo”, el médico con estudios en Francia, Dr. José María Riera.
Nace El Impulso.
Fundar
un periódico de circulación diaria en una ciudad de 8.000 almas fue
considerado insensatez. En la comarca
venezolana que recuerda más a Castilla
se funda en un caserón del siglo XVII, el 1 de enero de 1904, una empresa de
cultura por una familia. Nace el primer periódico de circulación diaria de
Carora, toda una temeridad a la cual se le pronosticaban negros augurios.
Eran
años en extremo difíciles. En 1902
protesta en los salones del Club Torres el Dr. Ramón Pompilio Oropeza
“el violento y escandaloso ataque a la Soberanía Nacional hecho por Alemania e
Inglaterra”. Una paradoja aquella inflama de nacionalismo, pues Cipriano Castro había ordenado clausurar las
aulas de su Colegio Federal Carora en 1900. Al cierre del Colegio se agregaba
otra calamidad que venía del siglo XIX: las guerras civiles: la Revolución
Libertadora de Matos estaba cerca de Carora, en 1903 la atacó el general
revolucionario Juan Bautista Barráez.
Pero
no todo era fatalidad. Al calor de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII, se echa a andar
una iglesia social en Carora con los padres
Lisímaco Gutiérrez y Carlos Zubillaga, quienes en 1900 fundan el periódico El
Amigo de los Pobres, la obra El Pan de los Pobres, en 1902 el Hospital San
Antonio, junto a las Hijas de San
Antonio de Padua, dotan de edificio al Hospital, abren una escuela nocturna
para obreros en 1905, fundan la Sociedad Amigos de los Pobres y el Asilo San
Vicente Paúl, la Banda Musical San
Antonio. En 1911 inauguran el Hospital San Antonio, abren La Casa de los
Pobres.
Un escenario de
odio, pero también de humanismo ve nacer El
Impulso, quien desde sus primeros momentos dio muestras de vigor, lo que
explicaría por qué aquel humilde origen daría lugar al Decano de la Prensa de
Venezuela. Sus fortalezas serán: es empresa familiar, en donde participan la
esposa de Federico, Francisca Figueroa, sus hijos, con la asesoría del Dr. Pedro Francisco Carmona. Es iniciativa
particular que no espera dádivas de ningún César. Otra es su discurso
universalista, a contracorriente del espíritu de campanario. Quiere comunicarnos
con el mundo. Saluda aquel momento de
paz, el de la pacificación de Venezuela bajo la tiranía de Castro y Gómez.
Exalta al telégrafo, la electricidad, que nos comunican “con todos los puestos
del globo, todas las lenguas, todas las razas, la gran familia humana”, como se lee en el editorial, que es todo un programa
de intenciones para tender puentes con “ideas ajenas y el perenne influjo de
los extraños sentimientos”.
Otra fortaleza:
su relación con planteles educacionistas: la pasantía de Federico por las manos
de Montesinos, en 1890 el general
Carmona expresidente del estado Lara, es de los firmantes del Acta de Fundación
del Colegio La Esperanza de Carora, junto al Dr. Ramón Pompilio Oropeza, Andrés
Riera, Antonio M. Zubillaga, Andrés Tiberio Álvarez, Amenodoro Riera. Allí se inscriben
sus nietos, Pedro Francisco, Federico José, Juan, y participará en las juntas
examinadoras de 1891. Participa el Br. Federico
en pruebas de Geografía y Cosmografía, Geografía Política de América del Sur,
Aritmética Práctica, Gramática Castellana, Latinidad, Griego. Juan Carmona,
hijo del Br. Federico, fue Rector del Colegio Federal de Barquisimeto en 1920.
Se preguntaba el Dr. Ramón Pompilio Oropeza cuál ha sido la influencia del
Colegio Federal en los destinos de Carora. Respondía así: “un periódico diario,
El Impulso, juicioso y organizado a
la altura de los mejores del país, dirigido por alumnos del Colegio Federal
Carora”.
La etapa caroreña de El Impulso.
Dijo “Chío”
Zubillaga: “El Impulso enseñó a leer
a los caroreños”. En esos 15 años
publicó a Baudelaire, Nicanor Bolet Peraza, Simón Bolívar, Eduardo Calcaño,
Byron, Darío, Maupassant, Pedro Emilio Coll,
D´Annunzio, Manuel Díaz Rodríguez, José Echegaray, Tulio Febres Cordero, Dimas
Franco Sosa, Bello, Benjamín Franklin, Víctor Hugo, Jorge Isaac, José Martí,
Jesús Muñoz Tébar, Poe, José Asunción Silva, Pérez Bonalde, Tolstoi, Tourgueneff, Vargas Vila, Zumeta, Polita de Lima,
Arístides Rojas, Antonio Álamo, Stendhal, Lucio Antonio Zubillaga, Udón Pérez,
Zolá, Goethe, Anatole France, Lombroso, Schopenhauer, Bécquer, Nervo, Chío
Zubillaga, Lamartine, Blanco Fombona, Dumas, Shakespeare, Ramón Pompilio
Oropeza, Nietszche, Alcides Losada, José Herrera Oropeza, Rodó. Un prodigio que
una aislada ciudad se leyera tal florilegio de autores. El Impulso nos hizo entrar a la modernidad al crear el hábito de la
lectura.
En 1915 publica el Álbum
Poético de El Impulso, una apoteosis de cultura con 28 autores, constituyéndose
en nuestra primera y más voluminosa antología poética del Estado Lara. Son poetas
que llamará Hermann Garmendia “expresión de su ámbito
telúrico, mariposas sentimentales, románticos poetas en tono menor, que emplean
el romanticismo como una puerta de evasión, casi vírgenes de influencias
extranjeras”: Simón A. Escovar, Gelasio Rivero, Hilario Luna y Luna, Ezequiel
Bujanda, hermanos Bracho de Carora.
La libertad de
prensa será la perseguida de las dictaduras de Castro y Gómez. Languidece
El Cojo Ilustrado. El establecimiento en
Caracas de El Impulso se detiene bajo la censura del César en 1928 y la muerte
del Br. Federico Carmona.
De Gutenberg a internet.
El
Impulso ha transitado un camino iniciado por el impresor alemán del siglo XV,
hasta el presente globalizado por la comunicación satelital e internet. Se ha
mantenido a distancia del sensacionalismo y cercano a la sobriedad de la
cultura. No participa de la “civilización del espectáculo” que puede hacer desaparecer la cultura, como
denuncia Vargas Llosa. Ha comprendido que es agente necesario de formación de
opinión. En su deslumbrante sede
enfrenta los retos del tercer milenio: la muerte de los impresos anunciada por
Mc Luhan, así como la pertinaz falta de
papel. Pero, como siempre, saldrá adelante. Felicidades en estos 113 años.