lunes, 5 de agosto de 2019

La Escuela de Los Anales en sus 90 años

A la memoria del Dr. Federico Brito Figueroa 
Cuando quien escribe hacía sus estudios de Historia en la Universidad de Los Andes, Venezuela, conoció  por vez primera de la existencia del gran historiador judío-francés Marc Bloch, quien acompañado de Lucien Fevbre fundaría la afamada Revista de la Escuela historiográfica de  Anales,  el 15 de enero de 1929, mientras enseñaban en la Universidad de Estrasburgo. Europa está destruida tras la primera Guerra Mundial. La vieja rivalidad franco-germana determina que el Estado francés envíe a esta ciudad fronteriza lo mejor de su intelectualidad para hacer contrapeso a la enorme influencia tudesca. La guerra había terminado, sí, pero una nueva conflagración más terrible y destructiva  se atisbaba en el horizonte y volvería a destruir al viejo continente, ella se llevaría la preciosa vida de Bloch, combatiente entonces de la resistencia contra los nazis.
Pero no se crea que la Escuela de Anales irrumpa de súbito y repentinamente en 1929. No, pues  ya Bloch y Febvre habían comenzado a escribir una historia nueva y revolucionaria desde antes de tal año. El primero de ellos se especializó en historia de la Edad Media, y el segundo en el crucial siglo XVI europeo. En 1924 Bloch publica Los reyes taumaturgos, obra que da inicio a la llamada historia de las mentalidades colectivas, una de las fortalezas de esta corriente historiográfica. Martín Lutero, Un destino, escrito por Febvre, verá la luz en 1928, cuando antes, en 1911, edita su Felipe II y el Franco Condado, una región de Francia analizada con criterio de totalidad u holísticamente, otra de las novedades que incorpora Anales.


 En el primitivo directorio de la Revista de Anales figuran  hombres extraordinarios: el sociólogo de la memoria Maurice Halbwachs, los historiadores Henry Hauser y el medievalista belga Henry Pirenne, entre otros. Estos hombres se propusieron hacer una historia distinta a la del historiador alemán, padre de la historia científica, Leopold Von Ranke (1795-1886), es decir una historia no sólo política y afincada en los grandes hombres, batallas y tratados internacionales, sino una historia de todos los grupos humanos. En este sentido es una clara superación del historicismo alemán de Ranke, y del positivismo historiográfico francés por excelencia de Charles Seignobos y Charles Langlois.
Con Anales se produce una profunda imbricación de la historia con otras ciencias sociales: la geografía de Vidal de la Blanche, la sociología durkheniana, la antropología de Marcel Mauss y Levi Bruhl, la lingüística de Ferdinand de Saussure, y eventualmente el psicoanálisis freudiano. Antes de Anales los historiadores ignoraban los avances de tales ciencias y se concretaban al manejo erudito de los documentos de archivo. Esto explica la carga documental tan pesada de los trabajos investigativos del positivismo, en donde el historiador casi desaparece del escenario.
La Escuela de Anales ha pasado por varios períodos. El primero con Bloch y Fevbre, el segundo con Ferdinand Braudel, Charles Morazé, Roger Mandrou, el tercero con Pierre Vilar, Jacques Le Goff, Pierre Chaunu, Nathan Wachtel, Marc Ferro, Georges Duby, Francoise Furet, Michel Vovelle, entre otros. Las obras más importantes escritas por estos notables investigadores son La sociedad feudal de Bloch, El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais, escrita por Febvre, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, de Braudel, a los que debemos agregar El nacimiento del purgatorio, de Le Goff, La muerte en Occidente desde 1300 hasta nuestros días, de Vovelle. Y no podríamos olvidar Cataluña en la España moderna, del hispanista Pierre Vilar.
 Las posibilidades de conocimiento y de método de la Escuela de Anales fueron introducidas desde México a Venezuela por el Dr. Federico Brito Figueroa, como docente de la Universidad Central de Venezuela y Universidad Santa María,   labor que ha continuado en el Estado Lara el Dr. Reinaldo Rojas, quien ha creado con el concurso de un sólido equipo, la Maestría en Enseñanza de la Historia en el Pedagógico Luis Beltrán Prieto Figueroa, la Maestría en Historia, convenio UCLA-UPEL y la Fundación Buría, y desde su reciente creación, nos hemos incorporado con gran entusiasmo y entrega al Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, también de la UPEL-Barquisimeto.  



El juicio del mono (1925)

Pareciera mentira que en Estados Unidos, el país más próspero del  mundo, que había salido fortalecido y casi indemne de la terrible e inúti...