TERU NEZU |
Terú
nació en la martirizada ciudad de Nagasaki, Japón, pero la bomba atómica no lo
afectó. Llega como obrero a esta Tierra de Gracia por invitación de la familia de
industriales Yonekura, se instala en Puerto Cabello, pero la insurrección
militar del Porteñazo lo avienta a Carora. En 1963 abre en la calle Bolívar, casa
de Domingo Matute, su famosa Casa Japonesa. Un día cualquiera de 1963 un joven
lo ve descargando un camión y le dice “¿Chino, te ayudo?”, a lo que responde Terú
de inmediato: “no soy chino, ayuda, yo pago.” Se trataba de Santos Chirinos,
futuro discípulo y edecán del asiático en las artes marciales niponas.
En
una ocasión Eduardo “Lalo” Herrera le dice en casa de Domingo Perera: “Terú,
todos los chinos saben pelear, menos tú.” A lo que responde el nipón: “traiga
los muchachos.” Es allí cuando en un improvisado tatami hecho de cajas de
cartón y un encerado de camión, se
incorpora la primera camada de futuros y extraordinarios judocas caroreños:
Pedrito Marchán, Cecilio Meléndez, “El Mapuche”, Pedrito González, Rubén
Becerra, Naudy Suárez, “El Coloso”, y su hermano. Los primeros días estos
novatos no sabían el nombre en japonés de mano, brazo o piernas, caída, agarre
o envión. Tras unas breves semanas de rápidos y asombrosos aprendizajes salen al encuentro
de su primer compromiso en Maracaibo, se hospedan en el Liceo Baralt.
RUBÉN BECERRA GUTIÉRREZ (hijo) - SANTOS CHIRINOS |
Rubén
Becerra es quien lleva el judo a Barquisimeto durante unas Ferias de la Divina
Pastora. Un karateca llamado Ling Sung
llama a Terú, y es de tal forma como se instala desde Carora el judo en
la ciudad crepuscular. El judo tiene en el Estado Lara ciudadanía caroreña.
Luego vendrán los triunfos arrolladores y sin pausa en las universidades de
Mérida, Zulia, Carabobo y la Central de Caracas. Santos Chirinos obtiene Cinturón Marrón en Carabobo,
luego de dos años de duro entrenamiento.
En
el judo hay una teoría y no existen los aporreos. Fue el credo de Jigoro Kano,
fundador del judo en el país del sol naciente, fallecido en 1938. Todo deriva
del judo, incluso el kung fu chino y el kárate japonés.
Terú
abraza el cristianismo, al igual que su esposa Yoko. Sus padrinos de bautismo
fueron el doctor Pablo “Paúcho” Álvarez y Otto Herrera y Socorro, respectivamente.
Luego vendió la Casa Japonesa. Terú es muy humilde y no es necesariamente rico.
Cuatro hermanos se casaron con otras cuatro hermanas, allá en Japón. Al
despedirse de Carora le dice a Chirinos: “no me deje morir el judo”, lo que ha
cumplido a cabalidad este magnifico auxiliar y edecán del súbdito del Emperador.
Santos
Chirinos no cobra ningún sueldo por su extraordinario trabajo con el judo
cercano al medio siglo. Ocupa su academia un galpón de la Alcaldía, quien no le
ha cobrado alquiler nunca, y espera que a la brevedad se le otorgue la pensión
del Seguro Social. Su hija Mahlin ha sido su continuadora en la enseñanza del
judo. Se casó con el campeón internacional Melvin Rodríguez, un verdadero as de
la disciplina por sus capacidades innatas, estatura, músculos y una gran
seriedad. Es Campeón Panamericano, medalla dorada en Guadalajara, México.
EL CAROREÑO MELVIN RODRIUGEZ CON LA BANDERA DE VENEZUELA |
En
la academia Jucaro de la avenida Miranda, nunca ha habido accidentes graves,
solo lesiones leves en este escenario excepcional del combate y de la inteligencia, pues aprovecha la fuerza
del contendor para vencerlo. Chirinos siente gran orgullo al haber representado
a su país cinco veces: en México, Ecuador, República Dominicana, Perú, Cuba,
Argentina y en Europa. Me cuenta Chirinos que Japón perdió por primera vez un
campeonato mundial frente a Holanda, lo que ocasionó un trauma nacional. No se
resignaron los nipones, pues buscaron desde el nacimiento al futuro campeón, un
niño que al nacer pesó más de cuatro kilos y que a los 14 años, dotado de una
enorme fuerza y que pesaba 125 kilos, venció a los europeos este joven que
llegó a ser el predilecto del Emperador Hirohito.
Chirinos
expresa que su gran deseo es el de visitar en alguna ocasión la Tierra del Sol
naciente y saludar al fundador de la disciplina Jigoro Kano en su tumba. Ha
preparado para su gran satisfacción campeonas en el judo, tales como Nataly
Chacón, Marlica Sánchez, Génesis Méndez, Rosmelin Rodríguez, entre otras. En
1986 sucedió un hecho increíble, me dice: el Estado Lara, comandado por la
delegación torrense arrasó con 18 premios en diversas categorías en campeonato nacional. Un hecho casi
irrepetible.
SANTOS CHIRINOS EN EL JUDO DE CARORA |
Los
nombres de Terú Nezú y Santos Chirinos deberían ser colocados con letras
doradas en alguna instalación deportiva de nuestra ciudad, pues estos dos
caballeros han llevado muy lejos nuestro gentilicio caroreño.