“No
olvides que es comedia nuestra vida”
Calderón
de la Barca"
Su
pasión artística ha sido el teatro. Su personaje favorito: el
diablo de Carora. Conocido cariñosamente como Triple R, este donoso
caballero accede a darme una entrevista en nuestra Librería del Sur,
avenida Miranda esquina calle Coromoto. Tiene buena memoria y
coherencia en sus parlamentos, camina todos los días, cruza sin
ayuda las avenidas. Ha logrado superar una enfermedad que lo mantuvo
momentáneamente fuera de los escenarios de vida. Volvió.
Ha
hecho casi de todo. Desde saltos nocturnos en paracaídas, hasta
revistas, boletines culturales y gremiales; desde trabajador en
bibliotecas, pasando como actor y creador de obras teatrales. Fue
factor decisivo en la consolidación de la Casa de la Cultura de
Carora, junto al memorable Dr. Juan Martínez Herrera. En la vieja
Casa Amarilla montó El
juicio del Diablo,
todo un acontecimiento cultural en aquel año de 1970. Para sorpresa
del público que masivamente se congregó en la calle Lara, el diablo
fue, finalmente, absuelto.
Rito
Ramón intuye que la cultura nuestra está impregnada de una profunda
teatralidad, la que los españoles impusieron a los indígenas. Los
indios, pues, adoptaron una actitud teatral, sostiene Bolívar
Echeverría. Rito estudia teatro desde 1964 hasta 1969 en Maiquetía,
año en que se viene a Carora y monta la obra La
Venganza,
con cuatro actores en la recién fundada Casa de la Cultura,
institución en la que fungió de secretario hasta 1972. En tales
funciones publicó 12 boletines de esa institución, con la vieja
técnica del multígrafo y los stenciles. Otra obra fue La
Piñata,
de Alarico Gómez, donde Juan Tomás Martínez actúa como voz
infantil. Le siguió El
diablo anda suelto,
de Rafael Montesdeoca Martínez, a la cual continuó El
pedido de mano,
del ruso Antón Chejov. Le seguirán Los
fusiles de la madre
Carrara,
inmortal pieza brechtiana. Una última será Ey,
quién me
oye,
del estadounidense Willian Saroyan.
Me
dice Rito que Los
fusiles
es una obra muy difícil de montar, que sus actores eran Alejandro
Rodríguez, Isabel Piñango, Marlene García, en tanto que
escenografía y sonido corrían a su cargo. En tono grave me dice que
Juan Martínez actuó en El
diablo anda suelto,
que su esposa Teresita Yépez y Oswaldo Galeno lo hicieron en la
pieza de Chejov.
Una
de las innovaciones que introdujo Rito a la recoleta ciudad fue el
teatro de la calle, una rama del teatro que fue desacralizándose. En
horas nocturnas y con fuegos de artificio, el diablo sale del
cementerio, frente a la iglesia de la Coromoto. Salta desde la tarima
sobre los diablitos. Unos guardias civiles salen a darle cacería a
mefistófeles. Al final logran colocarle el cordón de San francisco.
El párroco de entonces- me dice Rito- no comentó nada. Los fusiles
empleados fueron cedidos en préstamo por la Guardia Nacional.
Alejandro, su hermano, se disfrazó de diablo, con látigo en mano,
pues Rito pensó oportuno quitarle el tridente. En su recorrido hasta
la Plaza Bolívar Belcebú empuña un garrote encabuyao y hasta se
pone un liquiliqui rojo.
Sigue
contando Rito que durante 12 años fue secretario de las fiestas
patronales; eran los tiempos en que Baloncho Alvarez las presidia.
Otros tres años lo fue, junto a Eduardito Mosquera, de los
carnavales. Como compositor musical se le conoce la canción Las
vacas de Mogollón,
en recuerdo de aquel ciclista que pastoreaba sus vacas por las calles
de Carora. La música es autoría de Mario, hijo de Cruz María
Salas.
Una
vez que deja la Casa de la Cultura, el Dr. Domingo Perera lo
recomendará para funcionario de la Sociedad Regional de Ganaderos de
Occidente. Allí estuvo durante ocho años. Se encarga de redactar
el boletín Gremio
Cebuíno Lechero,
así como Avance
Agropecuario
y el periódico SORGO.
Todos llevan la impronta de su fina y esmerada redacción. Numa
Rojas- me dice emocionado- colaboraba mucho conmigo. A Baloncho le
hizo un bello trabajo titulado A
puerta de corral,
editado en 1979. Lamenta que la Academia Nacional de la Historia le
dio créditos a Alvarez y no a mí, dice como pensando en voz alta.
En ese mismo año funda la Editorial Carora junto a Teodoro Arispe,
Domingo Perera, Manuel Morales y Numa Rojas. Y es precisamente en
compañía de Numa con quien sufre aparatoso accidente vehicular en
Palo de Olor. Estuvo 17 días inconsciente. Numa salió ileso
completamente.
Nunca
consumí licor ni fumé, agrega. Tiene una gran fortaleza espiritual
y física, a tal punto que llevaba a don Pío Alvarado, Victoria,
Ramón Ignacio, la Chía y Félix Campos en su pequeño Renault 12
hasta Caracas, ida y vuelta, ¡con la maletera full de instrumentos
musicales!.
Está
casado con la isleña Encarnación Armas desde hace 44 años, con
quien procreó cuatro retoños. Su último desempeño lo hizo hasta
1996 en la Asociación de Comerciantes e Industriales de Carora,
ACIC; siendo su presidente el Lic. José Ramón Hernández, se
retira. Es católico no comprometido, no militó en partido alguno,
cobra su pensión desde hace 14 años, me dice socarronamente para
terminar este amable caballero conocido como Triple R.