martes, 22 de diciembre de 2015

Socotra

Isla perdida en la inmensidad del océano
Donde el tiempo se detuvo estacionado:
La lengua de sus extraños moradores
Los bulbos de sus arboles apartados.

De tus secos lagos las riveras
Produjeron mil perfumes y raíces
Que largas caravanas camélicas
Azafrán e incienso al mundo ofrecían.

Del cuerno de África eres como continuación
Oceánica. Vestida de antiguas túnicas
Y mujeres extraviadas de Las mil y una noches
Que rumoran palabras ya remotas
Sacadas de El Corán y de Gustav el navegante.
 Rancias soledades y agrietados lagos
Salados que sultanes y magos habitaron
Cuántas lámparas desérticas alumbran
Tus meandros internos escondidos.
Allí estuvo Tomas el Apóstol
En tiempo inmemorial desconocido
Y la palabra redentora de Occidente
Apenas de tu sueño oriental te ha rozado.
Acantilados y fosas desgarradas
Por el viento del Indico te asolan
La dragonera enhiesta te domina
Y disimulados peces ciegos te contemplan
En baldías procesiones de memoria.

El juicio del mono (1925)

Pareciera mentira que en Estados Unidos, el país más próspero del  mundo, que había salido fortalecido y casi indemne de la terrible e inúti...