La plaza es un lugar de reunión, es un espacio donde convergen no sólo calles o pasajes. En ella confluye gente con las más diversas intenciones. En Carora desde siempre (1569 en adelante) ha existido plaza. Allí, en la zona de valor histórico de la ciudad, se conserva un bello encierro que en la Colonia se le llamó Plaza Mayor o Plaza Real, como era denominada en todas las ciudades que tuvieran esa jerarquía. La plaza constituía el área en torno a las edificaciones religiosas, civiles y militares que la autoridades coloniales tenían dispuesto dentro de las estructuras cuadriculares, forma como se diseñaban las ciudades, muy semejante al modelo hispánico de la época.
Aquella Plaza Mayor caroreña ha sido testigo de la historia de ese pueblo, y sus espacios escenario de acontecimientos que han marcado el transitar histórico de la ciudad del Morere. Allí fueron ejecutados los hermanos Hernández Pavón y sus ayudantes, -16 de febrero de 1736 - acusados injustamente de bandidos y contrabandistas. Ese día murieron nueve personas motivados a la violencia que generara un pequeño motín. Eso trastocó la paz de una ciudad extraordinariamente católica y generó todo un sobrevuelo en la población, que comenzó a atribuirle ese hecho a una acción inducida por Mefístoles. Sí, era el diablo el culpable de aquel abominable caso – asegura la creencia popular-. Así surgió una de las versiones de “el Diablo de Carora”. De manera que cuando en la Carora de hoy ocurre algo que altere la tranquilidad de sus habitantes, la gente exclama: “se soltó el diablo” o “el diablo anda suelto en Carora” o simplemente “Ah diablo”. Se asegura que los restos mortales de los supuestos transgresores fueron enterrados a un costado de la plaza, sin embargo, otras fuentes señalan que se encuentran en la catedral de la ciudad.
Ya en la República, la Plaza Mayor, fue escenario de una romería que se organizó para recibir las tropas del Libertador Simón Bolívar (entre el 17 y 21 de Agosto de 1821) en su paso a la Nueva Granada. En esa plaza se estacionaron parte de las tropas del padre de la patria. Por allí caminó el Libertador en compañía de sus edecanes y oficiales entre los que se cuenta el general Juan José Flores, primer presidente del Ecuador. Fue también testigo silente de la niñez y adolecía de hombres como Pedro León Torres – epónimo del Municipio y de Juan Jacinto Lara, héroe de Corpahuaico. En su honor se bautizó el territorio de la vieja Provincia de Barquisimeto en 1881.
Pero, ¿Cómo pasó de llamarse Plaza Mayor a Plaza Bolívar? Fue en el primer periodo del presidente Antonio Guzmán Blanco, que todas las Plaza Mayor de Venezuela pasaron a denominarse plazas Bolívar en homenaje al Libertador. Sin embargo, aquella plaza sólo le cambio el nombre, seguía siendo un espacio con alguna que otra vieja Ceiba en sus alrededores y seguramente algún viejo Cují (Prosopis juliflora) en sus inmediaciones. No poseía estructura edificada. Así la muestra una gráfica publicada en el periódico “El Cojo Ilustrado” hacia 1892. Ya en 1888 se había colocado allí un busto del General Pedro León Torres, que ocuparía el lugar del padre de la patria hasta 1930, fecha del centenario de su muerte del padre Libertador. Hubo de esperar hasta 1912 cuando por disposición del General Juan de Jesús Blanco – Jefe civil y militar de Carora -, se comenzó la construcción de una estructura arquitectónica. Era la plaza Bolívar de Carora en ese momento y hasta 1930, un lugar cedido al héroe de Bomboná. Una especie de comodato en la que la gente fundía la valoración del gesto patriótico local con una presencia espiritual de Bolívar.
A partir de 1930 se colocó allí un busto del Libertador, elaborado en mármol blanco de Carrara, traído desde Italia para la conmemoración del centenario luctual, que aún permanece. Es importante despejar acá una duda que prácticamente se ha convertido en un mito. Se ha dicho erróneamente que en dicha plaza hubo alguna vez una estatua ecuestre del Libertador. Pues, no. La confusión pudiera derivar del hecho que por Carora pasó una estatua del padre de la patria con esas características, que era transportada desde el Puerto de Maracaibo en un camión vía a Barquisimeto, para ser colocada en el Parque Ayacucho que se construía en la década de los treinta del siglo XX en aquella ciudad. Allí se pudo generar la confusión. De manera que todo es producto de las travesuras de la tergiversación.
La estructura edificada de la plaza de hoy ha recuperado en parte, lo que en 1912, proyectaron sus constructores. Cercada con medias paredes de ladrillos recubiertos de mampostería, columnas cilíndricas con travesaños de madera y barandas de hierro que semejan lanzas. Sus pisos de cerámica criolla construidos en las inmediaciones de la ciudad; y en cada una de de las columnas de sus ocho puertas, como si se tratara de una parada militar, aguardan pequeños bustos de oficiales patriotas que celan la presencia del padre Libertador en aquel lugar.
Aquella Plaza Mayor caroreña ha sido testigo de la historia de ese pueblo, y sus espacios escenario de acontecimientos que han marcado el transitar histórico de la ciudad del Morere. Allí fueron ejecutados los hermanos Hernández Pavón y sus ayudantes, -16 de febrero de 1736 - acusados injustamente de bandidos y contrabandistas. Ese día murieron nueve personas motivados a la violencia que generara un pequeño motín. Eso trastocó la paz de una ciudad extraordinariamente católica y generó todo un sobrevuelo en la población, que comenzó a atribuirle ese hecho a una acción inducida por Mefístoles. Sí, era el diablo el culpable de aquel abominable caso – asegura la creencia popular-. Así surgió una de las versiones de “el Diablo de Carora”. De manera que cuando en la Carora de hoy ocurre algo que altere la tranquilidad de sus habitantes, la gente exclama: “se soltó el diablo” o “el diablo anda suelto en Carora” o simplemente “Ah diablo”. Se asegura que los restos mortales de los supuestos transgresores fueron enterrados a un costado de la plaza, sin embargo, otras fuentes señalan que se encuentran en la catedral de la ciudad.
Ya en la República, la Plaza Mayor, fue escenario de una romería que se organizó para recibir las tropas del Libertador Simón Bolívar (entre el 17 y 21 de Agosto de 1821) en su paso a la Nueva Granada. En esa plaza se estacionaron parte de las tropas del padre de la patria. Por allí caminó el Libertador en compañía de sus edecanes y oficiales entre los que se cuenta el general Juan José Flores, primer presidente del Ecuador. Fue también testigo silente de la niñez y adolecía de hombres como Pedro León Torres – epónimo del Municipio y de Juan Jacinto Lara, héroe de Corpahuaico. En su honor se bautizó el territorio de la vieja Provincia de Barquisimeto en 1881.
Pero, ¿Cómo pasó de llamarse Plaza Mayor a Plaza Bolívar? Fue en el primer periodo del presidente Antonio Guzmán Blanco, que todas las Plaza Mayor de Venezuela pasaron a denominarse plazas Bolívar en homenaje al Libertador. Sin embargo, aquella plaza sólo le cambio el nombre, seguía siendo un espacio con alguna que otra vieja Ceiba en sus alrededores y seguramente algún viejo Cují (Prosopis juliflora) en sus inmediaciones. No poseía estructura edificada. Así la muestra una gráfica publicada en el periódico “El Cojo Ilustrado” hacia 1892. Ya en 1888 se había colocado allí un busto del General Pedro León Torres, que ocuparía el lugar del padre de la patria hasta 1930, fecha del centenario de su muerte del padre Libertador. Hubo de esperar hasta 1912 cuando por disposición del General Juan de Jesús Blanco – Jefe civil y militar de Carora -, se comenzó la construcción de una estructura arquitectónica. Era la plaza Bolívar de Carora en ese momento y hasta 1930, un lugar cedido al héroe de Bomboná. Una especie de comodato en la que la gente fundía la valoración del gesto patriótico local con una presencia espiritual de Bolívar.
A partir de 1930 se colocó allí un busto del Libertador, elaborado en mármol blanco de Carrara, traído desde Italia para la conmemoración del centenario luctual, que aún permanece. Es importante despejar acá una duda que prácticamente se ha convertido en un mito. Se ha dicho erróneamente que en dicha plaza hubo alguna vez una estatua ecuestre del Libertador. Pues, no. La confusión pudiera derivar del hecho que por Carora pasó una estatua del padre de la patria con esas características, que era transportada desde el Puerto de Maracaibo en un camión vía a Barquisimeto, para ser colocada en el Parque Ayacucho que se construía en la década de los treinta del siglo XX en aquella ciudad. Allí se pudo generar la confusión. De manera que todo es producto de las travesuras de la tergiversación.
La estructura edificada de la plaza de hoy ha recuperado en parte, lo que en 1912, proyectaron sus constructores. Cercada con medias paredes de ladrillos recubiertos de mampostería, columnas cilíndricas con travesaños de madera y barandas de hierro que semejan lanzas. Sus pisos de cerámica criolla construidos en las inmediaciones de la ciudad; y en cada una de de las columnas de sus ocho puertas, como si se tratara de una parada militar, aguardan pequeños bustos de oficiales patriotas que celan la presencia del padre Libertador en aquel lugar.