Se
considera que la primera pintura abstracta se la debemos a Vasily Kandinsky,
pintor ruso que en 1910 observa maravillado una acuarela, un cuadro-jeroglifico
suyo, que había sido colgado al revés en su estudio de Munich. No estaba solo
en ese empeño de reemplazar el objeto, pues casi simultáneamente y de manera
impresionante lo acompañan el holandés Piet Mondrian en París (1914) y el ruso Kazimir
Malevicht en Moscú (1915). Los tres llegan a la abstracción, una elección tan
radical y tan grave en la historia del arte, por vías muy diferentes e
igualmente aberrantes: extrañas especulaciones estéticas y metafísicas que el
positivismo había pensado erradicar del pensamiento de la civilizada Europa.
En
Kandinsky se observa la influencia del espiritualismo del siglo XIX y sus
figuras más descollantes: Alan Kardec y Madame Bavlatsky. El francés Kardec con su obra El libro de los espíritus, en tanto que Blavatsky es autora de La doctrina secreta, y es una de las
fundadoras de la Sociedad Teosófica. Su influencia llegó hasta Joyce, Borges,
Gandhi y al pintor Mondrian. Esta doctrina le permite convertirse al pintor
ruso en profeta o mago de una nueva edad, y el arte experimenta una elevación
casi mística. El arte abstracto comenzó entonces como un arte religioso y
metafísico. Presenta Kandinsky a Maeterlinck como verdadero visionario que
realiza el viaje espiritual con el que sueña él para la pintura. En música
declara su adhesión a Schönberg, Wagner y Debussy, se siente próximo a los
prerrafaelistas ingleses, Rossetti y Burne-Jones. Estas ideas le hicieron
entrar en conflicto con los comisarios comunistas de la cultura, quienes logran
en 1921 sacarlo de la Unión Soviética.
Mondrian
alcanza la abstracción como misionero puritano calvinista y de convicciones teosóficas.
Soñaba con una pintura de pureza estética y moral. Una convergencia de lo bello
con el bien. El arte juega un papel iniciático en el misterio de sublimación en
relación con la vida y la naturaleza. La creencia en la reencarnación y en la
misión del artista en el advenimiento de una sociedad armoniosa constituyeron
los requerimientos para que Mondrian pasara del cubismo de Braque y Picasso a
la abstracción. No soportaba la
naturaleza y su desorden, hasta tal punto que puede hablarse en él de una
represión de la naturaleza y de una sublimación artística extrema.morirá en
Nueva York en 1944.
Y
finalmente el tercer inventor del arte abstracto, Malevich, quien combina el
nihilismo ruso con la abstracción de una manera singular. El nihilismo, una
creación del escritor Turgenev, abjura de los objetos de la creencia sin
renunciar a la fe, la verdad reside en la nada. Lanza el suprematismo en 1916, vinculándose a
la vanguardia política, pero pronto cae en desgracia, pues, como ya le había
sucedido a Kandinski, es echado de sus responsabilidades artísticas por el
dogmatismo y la intolerancia soviéticas.
Coincidencia
de una pintura decisiva de la historia y unas filosofías pasadas de moda que le
sirven de pretexto, ¿No se encontrará -se pregunta Antoine Compagnon en su
libro Las cinco paradojas de la
modernidad. Seuil, 1990- la misma mezcla, el mismo desnivel o la misma
tensión, en la mayoría de los artistas contemporáneos verdaderamente novedosos?
El arte nuevo no ocurre sin arcaísmo. De esa manera el Quijote en su reacción contra la anacrónica novela de caballería,
Cervantes funda la novela moderna.