Escribo este artículo en ocasión de estar cumpliendo yo 40 años de
ejercicio docente en varios niveles educativos venezolanos. El título de
él ocasionará alguna confusión, la que de inmediato paso a aclarar.
Sucede que cuando camino por las calles de la ciudad de Carora, muchos
antiguos alumnos me saludan diciendo: ¡El jinete del Lago de Constanza!.
Ello sucede porque siendo graduado en historia en la Universidad de Los
Andes, Mérida, me desempeñé en el Liceo Egidio Montesinos como docente
del área de psicología, de la mano del profesor germano-venezolano
Ignacio Burk y su memorable y paquidérmico libro-texto Psicología, un
enfoque actual.
En tal asignatura enseñaba la psicología de la
Gestalt también psicología de la forma o psicología de la configuración,
una corriente de la psicología moderna, surgida en Alemania a
principios del siglo XX, cuyos exponentes más reconocidos fueron los
teóricos Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin.
Gestalt es una palabra alemana que se puede traducir como “la forma de
la forma”.
Allí debía contar a los muchachos una interesante y
encantadora canción alemana que cuenta la historia de un jinete que
cabalga por sobre una llanura en la que un manto de nieve borró todos
los senderos y mojones; al atardecer, y después de mucho cabalgar, el
jinete avizora una posada. El posadero que lo ve venir sale a su
encuentro y le pregunta que de dónde viene, a lo que el jinete responde
señalando con el dedo la llanura. Entonces, en tono de admiración y
respeto el posadero le dice: “¿sabéis que habéis atravesado el Lago de
Constanza?” Termina la canción folklórica germana diciendo que el
jinete, al oír aquello, cayó fulminado, muerto por el terror.
Sucede
que el jinete no sabía el enorme peligro que corría al cabalgar el lago
suizo-alemán-austriaco que pocas veces se congela, cubriéndose de una
delgada y frágil capa de hielo, insólito hecho climático que sucede cada
70 años aproximadamente. La psicología de la Gestalt nos enseña que la
realidad se percibe básicamente como es, pero la subjetividad de la
persona es parte de la experiencia psicológica del percibir. De tal
manera que aquel desgraciado jinete creyó cabalgar una sólida llanura
cuando en realidad lo hacía por sobre una quebradiza capa de hielo. Ello
le costó la vida.
Bueno, esta simpática anécdota nos recuerda el
enorme efecto de la narración oral y el hondo y permanente recuerdo que
ocasiona en las mentes juveniles. En otras oportunidades algunos de mis
ex alumnos, que son unos diez mil, me saludan llamándome Segismund
Freud, que es el padre de esa mitología del siglo XX llamado
psicoanálisis. Siento mucha satisfacción cuando este gesto de
cordialidad y agradecimiento acontece.
El haberme transformado en
docente de psicología de cuarto año, y también de filosofía en quinto
año de humanidades, me acercó felizmente a la llamada historia de las
mentalidades, cultivada por Marc Bloch y Lucien Fevbre, historiadores
franceses fundadores de la Escuela de los Anales en 1929. Gracias a esta
formación que adquirí en educación media fui capaz de realizar ensayos
en mis estudios de posgrado en la Upel Barquisimeto para los doctores
Federico Brito Figueroa y Reinaldo Rojas sobre la psiquiatría del Dr.
Francisco Herrera Luque, la fenomenología de Dilthey y Husserl, escribí
mi tesis doctoral sobre la mentalidad religiosa en Carora desde el siglo
XVI hasta el presente, la relación de psiquiatría y creación literaria
modernista en el escritor larense nativo de Curarigua, Rafael Domingo
Silva Uzcátegui, entre otros.
Con este último ensayo he ganado
para mi gran satisfacción en 2014 el Premio Nacional de Literatura
Antonio Crespo Meléndez, auspiciado por el Ministerio de la Cultura y la
Alcaldía del Municipio Torres. Casualmente y mientras escribo esta
nota, mi libro de crítica literaria está siendo presentado en la Feria
Internacional del Libro 2017, en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa
Carreño, Caracas. Todo comenzó, pues, cuando el profesor Simón Villegas
Lozada, director del Liceo caroreño me ofreció en el año 1981 unas 40
horas de psicología y filosofía. Gracias Simón.