
Doctor Rafael Tobías Marquís
Oropeza (1882-1922):
precursor de la independencia
intelectual de Latinoamérica. (*)
Rafael Tobías Marquís Oropeza, desconocido e ignorado inmerecidamente
científico y pedagogo venezolano, nació en Carora, Estado Lara en 1882 y
fallece tempranamente en Valera, Estado Trujillo en 1922, se le puede
considerar sin ambages un adelantado de la independencia epistémica del Sur
Global, una condición del espíritu que en los días que corren se mantiene como
reto impostergable para los pueblos al sur del Río Grande.
Fue discípulo adelantado del Dr. Ramón Pompilio Oropeza
en el Colegio Federal Carora, instituto del cual egresa en 1898 como Bachiller
en Ciencias Filosóficas. Luego lo fue del Doctor en ciencias agronómicas por la
Universidad de Pisa, Italia, Enrique Luppi, fundador del Instituto Agrario en
Caracas a principios de siglo pasado. Decepcionado del tibio apoyo recibido por
el gobierno del presidente Cipriano Castro marcha Luppi a la naciente república
de Panamá, una creación de los Estados Unidos. Una vez instalado allí, el Dr.
Luppi invita a Marquís Oropeza a continuar sus estudios en el istmo. Su mentor
luego lo envía a New York donde obtiene el título de Doctor en Ciencias de
Agronomía en 1906.
Su nombre no aparece
resaltado como uno de los primeros doctores en agronomía de Venezuela (New
York, 1906) y quien se atrevió a realizar una investigación científica muy original,
un ejemplo único que contrarresta las tendencias centradas en Estados Unidos,
afirma la Dra. Lidia Ponce de la Vega, de la Universidad mc Gill, Canadá. Doctora
en estudios hispanos, becaria postdoctoral Mellon para la Diversificación de
las Humanidades Ambientales, las humanidades digitales.
Esta joven investigadora, de origen mexicano, revisa unos
185 trabajos de investigación de principios del siglo XX y consigue para su
enorme sorpresa que el trabajo de Marquís Oropeza es el único escrito en lengua
castellana, cuando lo usual era hacerlo en la lengua inglesa, y en donde la
producción de conocimiento tuvo lugar en Panamá e independientemente de los
Estados Unidos.
Los intereses geopolíticos
históricos de Estados Unidos en Panamá, dice Ponce de la Vega, determinan en
gran medida la producción de conocimiento sobre Panamá. Las epistemologías
relacionadas con la biodiversidad sobre Panamá están en gran medida subsumidas
a la historia, política e intereses económicos de Estados Unidos. Nuestro Dr.
Marquís Oropeza fue capaz de contradecir esta tendencia dominante que era
producto del expansionismo geoestratégico estadounidense.
Se trata de un breve folleto de 15 páginas impreso en
1908 en la Tipografía Moderna de Panamá, y cuando Marquís Oropeza era Director
del Museo Nacional de Panamá y Miembro de la Sociedad Científica de Chile, cuyo
título sugerente es:
Algunas palmeras industriales de
la flora del istmo.
El Dr. Marquís Oropeza
destaca como una rareza, un caso único de resistencia epistémica frente a la
aplastante hegemonía estadounidense en los asuntos de investigación científica.
Es posible que el Doctor en Agronomía venezolano haya sido influenciado
entonces por el pensamiento del uruguayo José Enrique Rodó, quien en su ensayo Ariel,
obra escrita en 1900 y que tuvo repercusiones continentales, mostraba su
desconfianza ante la hegemonía utilitaria y positivista de los Estados Unidos.
El contenido del folleto.
Comienza diciendo el Dr. Marquís Oropeza que “Como todas
las familias de origen tropical, ésta tiene en Panamá numerosas especies, de
las cuales, puede asegurarse, no hay una que no ofrezca sus productos á la
actividad transformadora de la industria humana. Vulgarizar el conocimiento de
las más notables y describir algunas poco conocidas, es el objeto primordial de
este trabajo, en el cual, sin apartarnos en lo absoluto del tecnicismo que toda
materia científica requiere, hemos dado preferencia al punto de vista
industrial y comercial, abrigando la creencia de que así será de mayor utilidad
práctica para el País, ya que la industria, aunada al comercio, es generalmente
considerada como la mayor palanca de los pueblos.”
Frecuentemente cita el Dr. Marquís Oropeza
a Humboldt, Bompland, Linneo, Kunt, Ruiz y Pavón, Odón de Buen, Padre Blanco.
Especies encontradas en Panamá:
Refiere el Dr. Marquís Oropeza unas 13 especies de palmeras istmeñas,
veamos.
Guilielmia speciosa (Mart)
Bactris insignis [Jacq]. Sin. Vulg: Pixhá-Palma chontaduro. Su
fruto se usa como alimento en Panamá. Nosotros practicamos un ensayo
valiéndonos del procedimiento primitivo que se emplea para extraer el almidón
de yuca, y obtuvimos una fécula de buena calidad. Como todas las especies americanas,
el Guilielma speciosa habita todo el Istmo. Tu vimos oportunidad de estudiarla
en Calobre, Provincia de Veraguas, cuando visitamos este Distrito con ocasión
de examinar las aguas termales que allí existen.
Cocos Butiraeea [H. B. K.] Sin.
Vulg.: Palma de vino, Corozo de Pacora, Corozo de marrano.
La más notable aplicación que tiene entre nuestros campesinos, consiste en la
extracción de líquido llamado de vino de palma que no es otra cosa que la savia
de la planta. Para obtenerlo acostumbran derribar una parte del tallo y abrir
en el espesor de la otra una cavidad que lentamente se va llenando de savia. El
líquido así obtenido contiene azúcar (probablemente glucosa) y es ligeramente
ácido. A las 24 horas ya se ha presentado en él la fermentación alcohólica y á
las 48 la acética. Goza de fama como estimulante. El fruto de esta planta es
comestible y oleaginoso.
Attalea Funifera (K) Sin. Vulg:
Gira. Del tallo de la
planta se obtiene una madera dura, incorruptible á la acción del agua y que no
es atacada por los insectos. Se usa para construir pisos y paredes de
habitaciones rurales; y dadas las buenas condiciones que posee, podría
ensayarse su explotación industrial. Los campesinos de los lugares donde habita
esta palma, emplean sus raíces adventicias para el rayado de la yuca en la
manufactura del almidón.
Curludovica Palmata [R. y P.] Sin.
Vulg. Toquilla- Iraca-Nacuma. La
belleza de sus hojas hace que la planta sea cultivada como ornamental en
algunas casas de Panamá; pero su verdadera aplicación industrial consiste en el
uso que de ella se hace para la manufactura de los famosos Sombreros conocidos
en el mundo entero con el nombre de “Panamá.” Aunque en verdad dichos sombreros
no tienen de Panamá sino el nombre, la materia primera, ó sea la Toquilla,
existe abundante en todo el país, formando bosques de considerable extensión.
El Dr. Enrique Luppi, en una de sus obras aconseja el cultivo racional de la
palmera; y la Asamblea Nacional, en sus sesiones ordinarias de este año, ha dispuesto
el estudio de él, á fin de iniciar en el País la industria de sombrerería.
Oreodoxa regia Sin. Vulg. Palma
real —Chaguaramo. Muy conocida en
toda la América tropical, esta palmera es notable más que por sus aplicaciones
industriales, por la esbeltez de su forma. De aquí que sea planta de adorno por
excelencia en todos los parques y paseos públicos de las ciudades americanas.
Sin embargo, en algunos países se utiliza su tallo como madera de ebanistería;
sus hojas para techar construcciones rurales; y los pedúnculos y peciolos, para
la manufactura de escobas. Esta última aplicación, la tienen también en las
poblaciones de nuestro Interior.
Phitelephas macrocarpa (R. y P.)
Sin. Vulg: Marfil vegetal — Tagua—Cabeza de negro. La
tagua, nombre con que se conoce en el país esta palmera, suministra al comercio
el fruto de sus nueces, muy estimadas por su blancura y dureza y por prestarse al
pulimento. Con ellas se fabrican botones, mangos de paraguas, de bastones y
muchos otros objetos de uso diario. Los principales mercados del fruto, se
encuentran en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. La región que en el Istmo
cuenta con mayor número de estas palmas, es la costa Atlántica, de donde se
exporta el fruto, aunque en cantidades pequeñas. Existe además en El Darién, y
allí se ensaya hoy su cultivo.
G.
Martinetia y Aífonsia. De estos géneros existen en el País varias especies,
comprendidas todas bajo el nombre vulgar de Corozos, al cual agregan diversas
denominaciones. Todas contienen en sus frutos un aceite saponificadle, usado en
algunos lugares de Venezuela y Colombia como productor de luz. En Panamá no se
extrae de ninguna de las especies mencionadas no obstante existir en número
considerable.
Elaeis guineensis [Jaq.) Sin.
Vulg. Palma de Cera-Palma de Lolá. La importancia industrial de esta planta consiste en el aceite que suministra
el sacocarpo de su fruto, muy usado en otros países para la manufactura de
jabones finos. Dicho aceite, llamado por nuestros campesinos manteca de Lolá,
se emplea únicamente entre nos otros como medicinal, siendo esto sensible por
que él podría servir de materia primera á una industria productiva, como es la
jabonería. Hemos visto la Elaeis guineensis en la Provincia de Coclé, pero
tenemos informes de que también crece en Dos Santos, Veraguas y Chiriquí.
Cocos Nucífera (L. Sin. Vulg.:
Cocotero—Padnia de coco —Pipa. El
cocotero es una de las plantas que mayores utilidades reporta al hombre del
trópico. Industrialmente puede considerarse como oleaginosa y textil, ya que de
sus nueces se extrae un fino aceite que tiene gran demanda en los mercados por
sus variadas aplicaciones corno alimenticio, medicinal, iluminante, etc.; y que
del mesocarpio del fruto se obtiene una fibra que, aunque no de superior
calidad, es muy usada para manufacturados ordinarios.
Además, la reserva nutritiva de la
nuez, y el agua alimenticia que ésta contiene, constituyen un alimento de gran
valor en las regiones tropicales. El cocotero no está exento de enemigos: así
el Dr. H. D. Luppi, en su obra titulada La Agricultura en Panamá, dice haber
observado en la Provincia de Bocas del Toro plantaciones enteras destruidas por
una enfermedad de ori gen criptogámico. Los insectos Rhincophprus ochreatus y
Occodoma cephalotes, tan abundantes en el Istmo, causan también estragos en la
planta, destruyendo sus yemas florales; pero afortunadamente es fácil atacarlos.
Caryota sobolífera (O. de B.)
¿Caryota onusta? (Padre. Blanco.) Sin. Vulg: Ignoradas. Del tallo de esta palma se extrae en Filipinas y
otros países una substancia feculenta, alimenticia semejante al sagú, aunque de
inferior calidad; y de los peciolos se obtienen libras resistentes, muy usadas
en cordelería.
Calamus máximus (P. BI.) Sin.
Vulg: Bejuco. (Común á muchas plantas) El tallo de
esta palmera, resistente é incorruptible, se usa como amarra en construcciones
rústicas, pudiéndose obtener en él fibras largas y fuertes. Según el P. Blanco,
la corteza se emplea en Filipinas para la manufactura de sombreros finos. Hemos
visto esta planta en la Costa Atlántica, donde crecen además algunas otras
especies de Calamus, tales como C. mollis y C. usitatus. Es posible que también
se encuentre en el País el C. drago cuyo fruto suministra la resina roja y
astringente conocida con el nombre de Sangre de Drago, muy empleada en
medicina.
G. Metroxiíon Sin. Vulg: Palma de
sagú. Como lo indica su
nombre vulgar, la aplicación de esta palmera consiste en el sagú que suministra
al comercio, y es una substancia feculenta, alimenticia que se encuentra en el
interior del tallo. El Metroxiílon, que según muchos autores es planta originaria
de Asia y Oceanía, se encuentra también en América, á donde probablemente ha
sido traída por los europeos. En Panamá hemos visto dos ejemplares en el Paseo
Ancón, y los tienen allí únicamente como planta ornamental.
Q. Levistona Sin. Vulg:
Cucuá—Ñomé. Estas son las
sinonimias vulgares de una palmera que sabemos habita en el ramal de la
Cordillera andina que pasa al Norte de la Provincia de Coclé, donde los indios
que pueblan esa región extraen la corteza del tallo y hacen de ella vestidos
que, adornados y pintados, lucen en las festividades que celebran. En esos
trajes dibujan toscamente figuras alegóricas, tales como el sol, la luna,
navíos, etc., valiéndose para ello de las muchas plantas tintóreas que hay en
el País. Cuando en Febrero de este año visitárnosla Provincia de Coclé,
teníamos el propósito de estudiar detenidamente la palmera citada, pero desgraciadamente
no pudimos trasladarnos á los lugares donde se encuentra, siendo nos posible
tan sólo ver unas hojas y flores ya marchitas que nos facilitaron en Penonomé.
Por el estudio que en tan malas condiciones hicimos, nos inclinamos á creer que
la planta pertenece al género Livistona, sin poder identificar la especie. Por
una corteza que existe en el Museo Nacional, deducimos que el tallo de la
planta tiene más de un metro de circunferencia. Sentimos dar tan pocos datos de
una palmera que podría suministrar buen material á la industria textil, y esperamos
la oportunidad de más amplios estudios que oportunamente.
Comentarios al folleto del Dr.
Marquís Oropeza.
Se trata este breve folleto de una maravilla del
pensamiento y de la investigación científica en lengua española, pues simboliza
los esfuerzos iniciales de un continente para elaborar sus propios y originales
conocimientos científicos sin muletas extrañas o dominantes, es una muestra
precursora, afirma Lidia Ponce de la Vega, de resistencia epistémica del Sur
Global.
Aunque su autor obtuvo su Doctorado en New York, fue
capaz de realizar sus investigaciones sobre la palma del istmo al margen de los
arraigados procedimientos de la ciencia de los Estados Unidos. A pesar de que
Panamá se encontraba entonces bajo dominio de los norteamericanos, quienes
hicieron un reconocimiento de la flora y la fauna en el área del Canal de
Panamá, no realiza el Dr. Marquís Oropeza ciencia y saberes para la potencia hegemónica
sino para el pueblo y la patria panameña entonces en gestación. El pueblo
panameño no tenía acceso a la infraestructura científica que se encontraba en
la zona del canal, lo cual determina que el científico venezolano hiciera sus
investigaciones de manera autónoma y sin el auxilio norteamericano.
Los silencios hablan mucho. Hemos notado que el
científico venezolano se cuida de mencionar la Zona del Canal bajo dominio
norteamericano y se presenta con orgullo como Director del Museo Nacional de
Panamá. De igual manera omite mencionar a científicos estadounidenses. Prefiere
dedicar su folleto a un suramericano y chileno, el Dr. Carlos E. Porter
(1867-1942), Director del Museo Natural de Valparaíso, fundador de la Revista
Chilena de Historia Natural, una de las más importante del orbe
hispanohablante. El Dr. Porter recibió 11 doctorados honoris causa de diversas
universidades europeas, fue miembro de un centenar de sociedades científicas.
El Dr. Marquís Oropeza era poliglota. Hablaba el
castellano, francés e inglés, conocía el latín, pero decidió publicar sus
investigaciones en lengua española, lo cual constituyó una afrenta a la preeminencia y omnipotencia cognitiva anglosajona. La lengua inglesa monopoliza en la actualidad
el conocimiento científico, su investigación y comunicación, en una tendencia
que no deja de crecer. Apenas el 2% se expresa en español y un enorme 90% en la
lengua de Shakespeare. Nuestro científico venezolano caroreño no hizo negación
de su lengua materna: Ariel contra Calibán, lo elevado y espiritual contra lo
material y primitivo.
La economía de Panamá se fue haciendo cada vez más
dependiente del Canal Panamá y hasta adopto el dólar estadounidense en 1904
para estabilizar el débil peso colombiano, su moneda. Este proceso lo pudo
apenas atisbar en 1908 el Dr. Marquís Oropeza. Pero hay en su pensamiento un
sentido de lo nacional al proponer la industrialización de la palma para crear
una economía nacional basada en sus propios recursos naturales, como contrapeso
a la gigantesca economía derivada del comercio interoceánico del Canal de
Panamá que eventualmente se impuso.
Hiram Moreno resalta la labor del Dr. Marquís Oropeza
como el primer Director del Museo Nacional de Panamá, un agente civilizador. A
dos años de su inauguración, continua Moreno, se devela en las propias palabras
del director R. T. Marquís el siguiente cuadro, “…funciona en un salón de 154
metros cuadrados, donde ha sido imposible establecer las secciones requeridas;
carece de un órgano propio de publicidad y su personal administrativo se haya
reducido á un Director y un Portero. Sin embargo, el Museo cuenta hoy con 2843
objetos, de los cuales 2640 son de Historia Natural.” Dicta clases de esa
materia, con el apoyo didáctico de las colecciones, a los Colegios Nacional de
Comercio e Idiomas y Superior de Señoritas.
Así mismo,
Marquís, agrega Hiram Moreno, apreció y cultivó el tangible vínculo entre
educación y museo. Su idea puede considerarse un antecedente en la larga marcha
hacia un concepto contemporáneo; como lo encontraríamos en las recomendaciones
de la 22ª Conferencia general del Consejo Internacional de Museos (ICOM por sus
siglas en inglés) del año 2007, en Viena, Austria. Sin embargo, el MN no tuvo
la necesaria recepción de la sociedad panameña y al parecer, de las
personalidades que asumirán, ulteriormente, la conducción del gobierno; lo cual
llevaría a la institución a su parálisis y, años más tarde, a su irrevocable
disolución como fue conocida en sus inicios. Un proceso que guarda cierto
paralelismo con lo ocurrido en Venezuela y en su Museo Nacional, fundado e
impulsado por Gustavo Adolfo Ernst entre 1874 y 1875 (Vilera, 2012; González,
2007).
Su
regreso a Venezuela.
En 1914 regresa el Dr. Marquís Oropeza a Venezuela. Crea
el Liceo Contreras para señoritas. Introduce las ideas de la Escuela Nueva de
John Dewey y aplica el método concéntrico de enseñanza o
por capas, desde una más básica hasta una más compleja, siempre abarcando
transversalmente los conocimientos y las aptitudes. Consiste en
examinar varias veces todo lo concerniente a un asunto, tema o a una
disciplina. Cada vez se amplía y se profundiza el estudio anterior. Es un
sistema que acusa una notable influencia del positivismo y el darwinismo evolucionista
del siglo XIX.
Las señoritas podían estudiar: Castellano
Gramática, Lectura, Composición y Dictado, Matemáticas, Aritmética y Nociones
de Algebra y Geometría, Ciencias Naturales, Física y Química, Historia. Geografía
y Cosmografía, Gimnasia, Dibujo, Canto, Francés o Inglés, Economía Doméstica,
Fisiología e Higiene, Pedagogía.
Todas las asignaturas, a excepción de las matemáticas,
eran dictadas por el Dr. Marquís Oropeza, quien además puso su biblioteca
personal al servicio de la institución.
El Dr. Marquís Oropeza deseaba que la
comunidad se involucrara en el proceso de enseñanza-aprendizaje e invitaba a
que asistiesen a las clases las “personas capaces” a fiscalizarlo siempre que
vayan “movidos por sana intención”. También invitaba a padres y ascendientes para
que con la mayor frecuencia posible visiten el plantel y aprecien por sí mismos
el adelantamiento de las alumnas. ¡Qué lecciones para el presente nos da
nuestro olvidado pasado educativo!
Resulta maravilloso que el Liceo Contreras
haya tenido un órgano informativo: Minerva. Revista Científico Literaria, que
nace el 9 de enero de 1914 y tiene una orientación feminista, lo que resulta
sorprendente en una tierra dominada por el patriarcado y el machismo. Simone de
Beauvoir se habría sentido deslumbrada de haberla conocido. Su junta
administradora estaba constituida por féminas. Recordemos que Minerva es la
diosa griega de la sabiduría y el conocimiento. Allí aparecen los primeros
escritos de quien más tarde habría de ser nuestro gran ensayista, el merideño
Mariano Picón Salas.
Consideraciones finales.
Ha sido olvidado inmerecidamente por la
historia del pensamiento científico y pedagógico el Dr. Rafael Tobías Marquís
Oropeza. Estamos en deuda con este venezolano que a principios de la centuria
pasada comprendió la enorme importancia de desarrollar una ciencia autónoma e
independiente, un reto que aun palpita como compromiso de liberación cognitiva
de los pueblos del orbe hispanohablante. Un pequeño y modesto folleto editado
en 1908 por este venezolano habrá de convertirse en nuestro faro iluminador y
ejemplo para los investigadores del tercer milenio. En una breve existencia de
apenas 40 años es el inmenso legado que nos deja este caroreño y venezolano tan
brillante como audaz.
Referencias
bibliográficas.
Cortés Riera, Luis Eduardo. (2024) Doctor
Rafael Tobías Marquís Oropeza, 1882-1922, científico, educador y
feminista caroreño. Carora, Venezuela, 2016. Disponible en internet.
Cortés Riera, Luis Eduardo. (1997). Del Colegio La
Esperanza al Colegio Federal Carora. Fondo Editorial Buría, Fondo Editorial
Alcaldía del Municipio Torres, estado Lara, Venezuela.
Marquís, Rafael Tobías (1909). “Algunas palmeras
industriales de la flora istmeña”. Revista Chilena de Historia Natural,
13(3):225-236. Canto Rodado▪10:163-175, 2015.
Marquís, Rafael Tobías. (1908). Algunas palmeras
industriales de la flora istmeña. Tipografía Moderna, Panamá. 1908.
Moreno, Hiram A. (2014) Tras las elusivas huellas de Rafael T. Marquís
Oropeza. El primer director del Museo Nacional de Panamá. Hiram A. Moreno Museo
de Ciencias Naturales de Caracas, Venezuela.
Ponce de la Vega, Nidia. (2021) La
geopolítica de los metadatos: conociendo Panamá a través de la Biblioteca del
Patrimonio de la Biodiversidad. Biodiversity Heritage Library. 18 de
noviembre de 2021.
Rodríguez
García, Taylor Tone. (1998) Rafael Tobías Marquís Oropeza, 1882-1922.
Meritorio y talentoso joven maestro al servicio de la cultura larense. Barquisimeto,
Venezuela, 1997.
Hemerográficas.
Semanario
Labor. Año II.
Mes VIII. Carora, Estado Lara, Venezuela. Septiembre 28 de 1913.
Electrónicas.
Diario El Impulso de Barquisimeto, Venezuela.
Revista Aldea Educativa Magazine.
Saber ULA,
Mérida, Venezuela.
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(*) Ponencia presentada por Luis Eduardo Cortés Riera en el Simposio Anual
del Grupo Venezolano de Historia y Sociología de la Ciencia. Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, Caracas, República Bolivariana
de Venezuela, 25-28 de noviembre de 2025.