PARQUE NACIONAL SAROCHE. MUNICPIO TORRES, ESTADO LARA |
Una
madrugada de septiembre de 1935, el señor Norberto Meléndez sintió que su
esposa Rosa Ramos iba a dar a luz un bebé, allá en Guaidí, cercanías de Cerro Saroche.
Él mismo hizo de comadrón para que de esta manera naciera su hijo Joel, el
protagonista de esta simpática historia olorosa a semiárido larense y a
berrinche de chivo. Con voz gruesa y
quebrada me dice que Saroche significa en la lengua de los indios gayones y
ayamanes “Tierra mágica o escondite”. Era una especie de lugar sagrado y de
comunicación con los espíritus, éste lugar fantástico situado al norte del
Municipio Torres.
Sus
padres eran evangélicos pentecostales, y por esa razón le colocaron este nombre
extraído del Viejo Testamento: el Patriarca Joel. Su infancia transcurrió entre
chivos, iguanas, matas de cotoperices, yabos y lefarias. Me dice que comió
mucha miel de abejas negras, semerucos,
tunas de suspire, piñuelas que se parecen al cocuy, iguanas. “Los
sureres no se comen, los indios ya lo sabían”, dice entre carcajadas entre
maestro de escuelas rurales, admirador prosélito del Maestro Luis Beltrán
Prieto Figueroa, y que por ello funda el Movimiento Electoral del Pueblo en Río
Tocuyo en 1967.
La casa en Guaidí donde nació Joel aun existe,
pues la conserva casi intacta el clima seco y de baja humedad del sitio. Hizo
su primaria en el caserío Cascajales este caballero que con el pasar de los
años se haría educador en el medio campesino. “La Guardia Nacional-dice Joel-
hizo mucho daño en tiempos de Pérez Jiménez, se metían de noche con gandolas
para llevarse los chivos, pero nunca subieron a la parte alta de Saroche.”
Comenta
que en Saroche “había muchos duendes, quienes se robaban a los niños, los que
aparecían al cierto tiempo con una maraquita entre sus manos. Los velorios eran
una parranda, con mucha comida, cantos y rezos, aguardiente de penca en
cantidades.”
Me
cuenta cosas extraordinarias éste docente y ecologista propietario de un viejo
jeep, amigo entrañable de mi padre, Expedito Cortés: “La temperatura en el
sector Pico Yajure, en Saroche, baja a los 9 grados centígrados por la
madrugada. Ese sitio se llama así por que allí asesinaron a un tal Yajure hace
150 años o más” “Allí, agrega, florean
dos especies de orquídeas que sólo nacen allí y en ninguna otra parte”. Alarmado
se siente por la extinción en Saroche de ciertas especies animales tales como
el cardenalito “que se lo llevan para Europa para darle color a los canarios”,
el rey zamuro, la lora copete amarillo, el pájaro carpintero y el venado
caramerudo. “Es que nadie cuida el Parque Saroche, está descuidado. Sacan
madera, carbón estantillos, laja y piedra mármol y el Ministerio del Ambiente y
la Guardia Nacional no hacen nada”, dice
en tono dolido.
La
idea de crear el Parque Saroche fue suya y se vanagloria que se haya creado en
tierra de su propiedad, dice Joel con un gesto teatral, pues eran una posesión
de su abuelo Juan Bautista Meléndez Meléndez, que se llamaba Bocare o El
Rancho. Dice tener el documento probatorio que consta de doce folios. La visión
de Joel prendió de inmediato y contó con el apoyo decidido y entusiasta de los profesores
Expedito Cortés, Otón Carvallo, Edilberto Ferrer Véliz, Otto Chávez, Robert
Smith, Reina Mejías, el médico Pedro Ramos y la socióloga caroreña Mirla
Coronado, funcionaria del Ministerio del Ambiente en esa ocasión y quien le dio
el ejecútese al proyecto. “Ellos durmieron en Saroche, dice Joel, eran muy
apasionados con la creación del Parque en tierras del semiárido.” “El día del
decreto del Parque, en 1999, agrega,
vino mucha gente y tuve que matar 10 chivos para hacer hervido. Hubo
baile con los violines de Marcial Perozo y su conjunto. Los oradores fueron
Otón Carvallo y Edilberto Ferrer”.
Las
lluvias llegan a Saroche en julio, septiembre, octubre y diciembre. “Últimamente
no son tan puntuales” dice Joel mirando hacia el cielo. Las quebradas que bajan
del cerro son la de Mene de Cabra, Los Caballos, La Funcia, que van a dar
al “Nilo de Centro Occidente”, el Río
Tocuyo. Las grandes riquezas del Parque son el granito, la piedra de carbón, el
cuarzo, la piedra de mármol. “No hay minerales metálicos y se los están
llevando sin permiso de nadie”, sentencia esta voz protectora de Saroche.
“Los
caseríos que se encuentran dentro de Saroche son muchos, dice nuestro
entrevistado: San Mateo, Los Ranchos, Pavia, Padre Diego, Las Peñas, Cerro
Blanco, Mamonal, Turturia. El turismo ecológico tiene allí una gran oportunidad
casi desconocida”.
Joel
comenzó la docencia en 1959 en las cercanías de Guanare. Exhibe con orgullo sus
82 años con una salud a toda prueba y que se la atribuye a la ingesta de miel
de abeja bayure. En sus mocedades milita en el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria de Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez Mérida,
creó ligas y sindicatos campesinos en Turén, Estado Portuguesa. Fue guerrillero
urbano. Visita con frecuencia Librerías del Sur y le gusta la lectura. “Quien
lee es sabio”, repite con Andrés Bello este educador de los tunales y cujíes,
siempre dispuesto a emprender cualquier actividad del espíritu y de la cultura.