En fechas recientes se ha creado un concepto geográfico
muy polémico por los llamados ecomarxistas: el antropoceno, el cual ha desatado
enormes polémicas en el mundo científico y también entre los legos. Sostiene
que nosotros los humanos somos los responsables de los enormes cambios
climáticos que experimenta dramáticamente la Tierra desde que inventamos la
agricultura y, más acá, desde los inicios de la revolución industrial del siglo
XVIII. Otros, más polémicos aún, argumentan que es el capitalismo como agresivo
sistema económico el responsable del pavoroso deshielo de la Antártida y el
terrible hueco de la capa de ozono. Por ello han creado un concepto sumamente controversial:
el capitaloceno.
LA CIENCIA CLIMÁTICA REAL DE LA DOCTORA JUDITH CURRY
Saliéndole al paso a estas afirmaciones que son
de hecho matrices de opinión establecida, sale a la palestra mundial una dama
estadounidense, la doctora Judith Curry (1953) investigadora de la
Universidad de Wisconsin-Madison,
quien después de prolongados estudios y muchas publicaciones científicas
arbitradas, sostiene que se dieron varias glaciaciones en las que el hombre no
participó. O que el mayor calentamiento terrestre se produjera entre 1919 y
1940, cuando apenas surgía el combustible fósil. Estas consideraciones de los
climatólogos tradicionales solo han contribuido a crear un pánico social en
todo el planeta, en lugar de generar una mayor comprensión sobre los cambios
climáticos, arguye la Doctora Curry.
Se han dicho cosas horribles contra las
emisiones de CO₂, las que antes del 2040 llegarán a picos insoportables, dice
Curry, lo cual es un autoengaño científico. La variabilidad climática que
vivimos es natural, en la que el Homo sapiens tiene muy poca responsabilidad.
Se debe a las tormentas geomagnéticas o a las oscilaciones de la Tierra,
fenómenos que escapan al control humano. Están ahí.
Por ejemplo, la Doctora Curry nos da dos
palmarios ejemplos que los científicos “normales” no han podido dar
explicaciones:
La alerta de una nueva edad de hielo que se dio entre 1950 y 1970,
cuando el planeta comenzó a enfriarse 0.15 ° sin razón aparente. Esto a pesar
de las constantes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. De hecho, se
creía que la temperatura seguiría bajando hasta que, en 1980, volvió a ascender
0,28 grados centígrados.
El aumento del nivel del mar de la década de 1860. Época en la que se
dice que inició el derretimiento de los polos, aunque los seres humanos no
estaban ni cerca de descubrir el combustible fósil.
LA ONU ENFRENTA A LA DOCTORA CURRY
La ONU ha soterrado u ocultado estos fenómenos,
una actitud contraria a la ciencia natural en la que también ha caído el Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), alega esta valiente mujer
en escenarios como el Congreso de los Estados Unidos. Los científicos de la ONU
la acusan de negacionista y la han sacado de la comunidad científica por
negarse apoyar el impuesto al carbono propuesto por los economistas de ONU. La
polémica que existe entre Judith Curry y la comunidad científica estadounidense
es básicamente un conflicto ideológico. Mientras que el NAS defiende que todos
los cambios climáticos son causados por el hombre, Curry asegura que no es así.
Está convencida de que solo el 50% de los casos de calentamiento global están
vinculados a nuestra huella de carbono.
Para la científica, el cambio climático causado por el hombre es una
teoría incierta, con argumentos errados, y su debate está teñido por intereses
políticos, por lo cual el análisis de la Dra. Curry molesta e incomoda a los
intereses globalistas que están promoviendo esta idea. Es una manifestación de la “naturaleza tribal”
que se engendra en las comunidades científicas, espeta Curry.
Entonces, ¿invita Judith Curry
a la pasividad? Ella opina que la investigación debe diversificarse, abordar
las causas naturales del cambio climático y no obsesionarse con el factor humano, «que
representa menos del 40% del cambio climático». Cree que haríamos mejor en
prepararnos para las consecuencias nefastas del cambio. La muy prestigiosa
revista científica Nature, por ejemplo,
ha dicho que el cambio climático antropogénico es “una conspiración
construida”.
Judith Curry aún
continúa escribiendo artículos sobre climatología en el blog Climate Etc. Así
que, si sentimos curiosidad por una visión diferente sobre el clima, podemos
revisar sus estudios sobre la termodinámica de los glaciares y el vínculo
entre Ucrania y el cambio energético
global.
Quizás en un futuro haya
más científicos como la Doctora Judith Curry, que rompan los esquemas sociales
para opinar lo que verdaderamente creen. Ella ha combatido los monstruos de la
incertidumbre cuando se hacen proyecciones a futuro del cambio climático, un
problema malvado, asienta. Pero de momento sus investigaciones son lo único que
tenemos.
¿Y LOS ECOMARXISTAS QUÉ?
¿Y qué habrá pasado entonces con las
categorías que los ecomarxistas han hecho suyas, tales como antropoceno y
capitaloceno de las que hablamos al inicio? Todo parece indicar que la Doctora
Curry evita las discusiones políticas cuando se trata del cambio climático. La noción se capitalice se posiciona como una crítica a la noción de antropoceno, ya que considera que la acción humana sobre el planeta está atravesada por procesos de colonialismo, industrialización, globalización, racismo y patriarcado. Estas nociones parece
que no encajan en el modo investigativo de la Doctora Curry, más centrado en la
investigación experimental concreta: la Ciencia climática real.
Así, será poco menos que probable que la
Doctora Curry comprenda el llamado por los ecomarxistas concepto de Capitaloceno:
una historia radical de la crisis climática que refuta la idea de que los humanos,
solo por ser humanos, seamos los culpables de la debacle ambiental, que ofrece
un relato de la crisis climática desde el siglo XVI hasta la fecha,
evidenciando una correlación entre los momentos determinantes en la acumulación
del capital y los momentos de gran devastación ambiental. Se explica la crisis
climática por episodios y como consecuencia de una relación histórica del
capitalismo con la naturaleza.
EL GRAN DEBATE QUE VIENE
El pecado mayor del
ambientalismo, el conjunto de movimientos en defensa de la naturaleza y
sus autores, fue habernos hecho creer que los culpables de la destrucción del
mundo natural éramos todos los seres humanos sin excepción. Este será en consecuencia el tema
central del gran debate que se aproxima en el siglo XXI, en donde las ideas de
la Doctora Judith Curry entrarán en colisión con las de los ecomarxistas. ¿Se
acusará a esta eminente científica de desviar la atención del monstruoso
capitalismo? ¿Se le acusará de defender el capitalismo que impera en su patria
de nacimiento, los Estados Unidos? ¿Acusará la Doctora Curry de especulativas y
de pseudociencias las teorías del antropoceno y su reverso del capitaloceno de
los ecomarxistas?
Amanecerá y veremos.
Luis Eduardo Cortés Riera.
cronistadecarora@gmail.com